Para alegría de los padres, empieza a renovarse la cartelera infantil. El primer aterrizaje es la tercera película de la saga de Madagascar, con todos sus habituales personajes, pero en una nueva aventura. De movida, hay que decir que el equipo técnico que hizo las anteriores se mantiene en número aceptable (con Eric Darnell a la cabeza) y eso garantiza cierto respeto a la esencia de la franquicia.
La película comienza donde terminó la anterior: Marty, Alex, Melman y Gloria están en Africa, esperando que lleguen los célebres pingüinos con su avión para llevarlos de vuelta a su casa, el zoológico de Nueva York. El problema es que los pingüinos, que se fueron a Montecarlo, no tienen en sus planes volver, así que los "africanos" deciden ir a buscarlos, "cruzando el charco".
Así llegan a Europa, y ubican a quienes buscaban en el Casino. Hasta ahí, la parte más fácil. El problema es que, por el alboroto que causaron, son perseguidos por la desquiciada Capitana Dubois (en la voz original la interpreta Frances Mc Dormand), de Control de Animales, cuyas intenciones son bastante más oscuras que sólo restablecer el orden.
De esta manera, se convierten en fugitivos. Al principio huyen en el avión fabricado por los pingüinos, pero cuando éste cae destruido, no les queda otra que unirse a la gira de un circo, donde conocen a nuevos personajes.
El film es muy divertido, en mi opinión el mejor de la saga. Paradójicamente, es en el que los animales (tanto los que conocemos como los del circo) están menos cerca de su "naturaleza animal". Y es que el problema argumental de las anteriores era la contradicción entre la cuasi-humanidad de estos animales criados en cautiverio, y la naturaleza (donde se espera que desplieguen sus instintos). Eso provocaba una inconsistencia que no convencía, como en la primera, cuando el león, Alex, que estaba a punto de comerse a sus vegetarianos amigos, termina comiendo pescado...
En cambio en esta ocasión, se da rienda suelta a la urbanidad de los protagonistas, se deja de lado el conflicto interno, y eso genera situaciones de mucha más acción y comicidad. En cuanto a "cómo hacen para", bueno, esa pregunta ya quedó obsoleta en el momento en que los pingüinos levantaron tanto vuelo como protagonistas (tienen su propia serie animada en televisión). Ellos pueden hacer de todo, sólo necesitan dinero, pero saben cómo conseguirlo, por eso la aparición de objetos e invenciones geniales ya es verosímil dentro de esta historia.
Cabe destacar un muy buen uso de la tecnología de 3D, con juegos con el "afuera" de pantalla: vale la pena ir a las funciones en las que se lo pueda apreciar.
Llena de guiños cinéfilos (hay toda una escena dedicada a escapes carcelarios)que los padres o "adultos responsables" enseguida encontrarán, más un homenaje a Edith Piaf con la capitana Dubois cantando "Rien de rien", y un gran despliegue visual en las partes del circo, la película es amena y entretenida, incluso para los grandes. Y para los chicos, una fiesta.