Es imposible negar que con el paso de los años la saga de "Madagascar" ha mejorado en ciertos puntos: lo que en la primera película fue simplemente un entretenimiento familiar que no se destacó demasiado, en su secuela se elevó al ridículo, se profundizaron las extrañas personalidades de los roles, todo acompañado con una bella animación y una muy buena banda sonora. En esta oportunidad, el humor es divertido, la perfección visual es muy atractiva y los personajes secundarios le aportan dramatismo y un poco de locura a la propuesta. Todos los condimentos necesarios para que grandes y chicos pasen un grato momento en el cine.