Madagascar es una franquicia animada de Dreamworks, esa misma que se adentró al mundo de la animación hace muchos ayeres y que ha tenido la mala suerte de entregarnos primeras partes deliciosas (Shrek, Como Entrenar a Tu Dragón), y que cuando llegamos a las secuelas, decae muchísimo el producto (esperemos que no pase con la última mencionada)
Madagascar no es la excepción, pues después de una ágil y entrañable primera parte, la segunda decayó mucho al presentar una historia tan plana como los personajes nuevos, y con reminiscencias a películas infantiles (El Rey León principalmente) que la película se sentía cansada y aburrida. Sin embargo, llegamos 4 años después, con una nueva entrega, donde ahora Alex, Melman, Marty y Gloria quieren volver a casa y lo hacen infiltrándose en un circo que recorre Europa con la promesa de por fin llegar a su amado zoológico en Nueva York.
Si algo le podemos justificar y aplaudir a esta saga, mas que tratarse de animales con personalidades tan extrañas como incompatibles, es su animación que tiene una calidad innegable. Y la creación de esos personajes tan entrañables, adorables y divertidos como Cabo, Rico, Kowalski y Skipper. ¿Quién no disfruta todo lo que hacen esas pequeñas aves? Siempre rescatan la película de las garras de la aburrición. Y afortunadamente para nosotros, en esta tercera parte hay muchos más elementos rescatables.
Hay que señalar, para empezar, que el desarrollo de los nuevos personajes es un poco más elaborado. Hay motivaciones y hay psicologías humanas. Hay, como en todas las películas infantiles, situaciones que son idealistas, y al principio de la película pareciera que estamos ante un producto comercial que los pequeños disfrutarán, pero que a los mayores aburrirá. Sin embargo, cuando llegamos a Montecarlo, la historia cambia y se vuelve una explosión de risas y colorido. Mención especial para la MAGNÍFICA secuencia del circo. Colorida, musical, explosiva y ampliamente recomendable en 3D (la mayoría de los escenarios son disfrutables en 3D).
Básicamente, y para resumir, estamos ante un buen producto que los pequeños disfrutarán y que los padres no lo pasarán tan mal. Comparándola con la segunda parte, que fue más de lo mismo; Madagascar 3 refresca esa situación, le da un giro de tuerca bastante loco y nos deja con un buen rato de entretenimiento. Habrá cosas que criticarle al guión, pero por animación y risas no nos quedamos atrás.