Un documental conmovedor sobre quienes siempre se sintieron mujeres y nacieron en cuerpo de hombre, sus vivencias y testimonios. Y un dato que estremece.
Elogio de la diversidad Madam Baterflai, documental centrado en cuatro chicas travestis y una transexual, hace eje en la diversidad. Pero no sólo en la diversidad de género, sino en la de cada individuo. El principal acierto de este filme de Carina Sama es hacer foco en las personas que retrata, sacarlas de lo difuso, de lo (falsamente) homogéneo e incluso de lo pintoresco. Madam... logra trascender los lugares comunes, los enunciados defensivos u ofensivos, y se hace fuerte al mostrar: la mejor forma de interpelar al espectador y sus prejuicios. Las personas que protagonizan este filme son, entonces, tan variadas como las de cualquier otra orientación sexual, aunque las une, obvio, su lucha contra la intolerancia. Una de las chicas se muestra con sus padres comprensivos, otra con su marido y sus hijas trabajando en una granja, otra habla de su pasado como padre de familia, otra desliza sus prejuicios machistas (“Con las hormonas femeninas sentí que cambié todo. Ahora soy un desastre manejando”). Alguna hace una defensa de la prostitución: “Es una elección, una forma de conseguir plata, que no es fácil sino rápida”. La película, que fue filmada en Mendoza, recorre distintos tópicos, algunos previsibles y otros no tanto (desde el pensamiento religioso hasta los modos cruentos de modificar los cuerpos), y en cierto punto da un giro dramático: una de las protagonistas se suicida dos semanas después de haber dado su testimonio. Ahí se abre una dimensión dolorosa, la de seres que padecen la dualidad entre cuerpo y deseo, como todos, pero que fueron y siguen siendo marginados (maltratados) por la mayoría.
Tiempo de cambios La diversidad dentro de la propia diversidad es el eje central de Madam Baterflai (2013), documental de la directora mendocina Carina Sama que se adentra en el tema del travestismo y la transexualidad. A partir de los testimonios de cuatro chicas travestis y una transexual, Sama aborda el tema de la diversidad sexual en sus diferentes variantes. Así Marcela, Joseph, Mariana, Carolina y Paloma expondrán frente a cámara los diferentes motivos que las llevaron a tomar la decisión de dejar de ser hombres para convertirse en mujeres. Lo más interesante del relato es el abordaje a partir de la diversidad, y no la propiamente sexual. Sino la diversidad social, familiar, educacional y psicológica de cada una. Cinco personajes que pese a tener un mismo punto de contacto son muy diferentes entre si. Marcela que hace ropa para shows; Carolina que es trans y también padre; Joseph, una showoman; Paloma que es prostituta, y Mariana, una chica de familia, expondrán desde perspectivas muy distintas sobre tópicos como familia, aceptación, negación, formas de ver y de verse, paternidad y maternidad, empleo, educación, depresiones, alegrías, pareja y cuerpo. La construcción de lo diverso que propone Sama parte desde un conflicto en común pero su desarrollo va mucho más allá. Y es en ese punto donde radica la verdadera esencia de esta propuesta que se aleja de todos los lugares comunes para hablar de sobre como también hay diversidad dentro de la propia diversidad.
Un film de género Basada en singulares testimonios de hombres que decidieron pasar el resto de sus vidas –en distintos grados de profundidad y determinación– dentro del género femenino, Madam Baterflai es un documental apasionante y revelador acerca del travestismo y la transexualidad. En realidad, el film de Carina Sama ahonda fundamentalmente en el tema de la identidad: todas sus criaturas desean con intensidad afirmarse en su nuevo género, además de tener un lugar en el mundo que las cobije y llevar adelante una vida plena. Con la intervención de parientes directos de los protagonistas y especialistas en cuestiones biológicas y psicológicas, el film posee un desarrollo bastante habitual dentro del género; sin embargo, cuenta con un par de quiebres expresivos y temáticos que lo distinguen. Esto se produce, en primer lugar, cuando un par de ellas, luego de referirse a vicisitudes familiares y cotidianas, entran de lleno en la problemática de la prostitución. Y luego, cuando se revela que una tuvo un final trágico a poco de haber terminado el rodaje. Elementos que se suman a su transversalidad moral y su deconstrucción social, que la enaltecen como documento. Algunas imágenes artísticas de gran expresividad y el carisma de sus heroínas terminan de redondear una gran pieza testimonial.
Para saber cómo es la libertad (sexual) La identidad, la armonía con el cuerpo y la diversidad sexual son los ejes centrales de Madam Baterflai. La mendocina Carina Sama explora esas facetas a través de largos diálogos a cámara de cuatro travestis y una transexual. Diálogos en lo que logra un notable grado de cercanía con sus entrevistados, partiendo siempre desde el respeto y su capacidad para dejarlos que se expresen con libertad y sinceridad. Es cierto que Madam Baterflai es un documental de “cabezas parlantes”, formalmente chato y sin muchas ideas visuales ni narrativas, pero su mérito es el de convertirse en un buen retrato de estos tiempos, en un relato sincero, honesto y consciente de la idea central detrás de sus concepción.
Cómo interesar sin bajadas de línea Carina Sama, sanrafaelina de origen, empezó como asistente de Teo Kofman en "El jardín de los infiernos", una miniserie de ambiente carcelario realizada en Mendoza hacia fines de los 80. Integró luego varios equipos, incluso de extranjeros que vinieron a rodar al país, como Marc Evans, Jaime Chávarri, Jordi Frades y Marco Risi (la simpática "Tres esposas", que aquí nunca llegó a estrenarse). Bien asentada, recién hace poco empezó a realizar una obra propia. Este es su primer largometraje. Se trata de un documental de entrevistas, centrado en cuatro travestis y un transexual de su provincia. Gente distinta al común de los demás, ya se sabe, distinta entre sí, lo que ayuda a ampliar la perspectiva, pero, sobre todo, gente distinta a lo que podría esperarse, o temerse, de un documental donde se plantea la famosa identidad de género, la construcción de lo femenino, etc. Acá no hay cabezas parlantes que bajen línea, opinólogos que orienten al público respecto a lo que se está viendo, ni hay jueces o políticos haciendo declaraciones sobre la discriminación, la igualdad ante la ley, los derechos conseguidos en estos últimos años, ni nada de eso. Lo que hay son unas personas muy sencillas, sinceras, que cuentan sus vidas con franqueza, y en algún caso con buen humor, sin victimizarse ante las crueldades de la sociedad, y sin lucir tampoco algún orgullo militante por su elección de vida. La directora hace que las apreciemos como personas, ahí está la clave. Contenida, y por eso mismo más tocante y reveladora, la sorpresiva información sobre el destino de quien parecía haber llegado tan cerca de su sueño. En resumen, un documental interesante, hecho por una mujer que realmente sabe cómo lograr que la gente se sincere ante la cámara, y cómo seleccionar después lo más significativo de cada persona. Esperamos con interés su siguiente obra.
Madam Baterflai is an ideologically defiant, rightfully non-conformist debut feature “First of all, I selected five persons of different ages and with different life stories so that I could tackle different issues. So there’s Mariana, who is rather innocent, untarnished and enjoys a healthy family life; then there’s Paloma, who, as a prostitute, represents that which is illegal and forbidden; Marcela, who represents the very construction of a woman: has many surgeries, and is an embodiment of human frailty; Joseph, who stands in for history itself as she survived the dictatorship and AIDS, now she’s a Buddhist, an actress and a dancer; and last but by no means least, there’s Carolina, the Madame, the butterfly, the only one who’s had a sex change operation... and the only one who’s a parent,” says Argentine filmmaker Carina Sama about the protagonists of her opera prima Madam Baterflai, a humanistic, poignant documentary about the life stories of four transvestites and a transsexual from the province of Mendoza who candidly speak up about how, against all odds, they proudly became who they are today. Unlike many documentaries with a socially conscious agenda, Madam Baterflai tells its multifaceted stories by addressing the many bonds missed and made, family liaisons and subjectivities. It’s not about statistics, laws, decrees, manifests of declarations of principles. Yet it is deeply political, ideologically defiant, and rightfully non-conformist. It’s not belligerent in the sense it doesn’t cry out for social acceptance, but instead it reflexively demonstrates that acceptance of diversity is the only possible way to go as to create a respected and respectable society for everybody. This doesn’t mean Madam Baterflai has been made to state the obvious, but rather to show that the obvious has been stated way too many times already. An unmistaken sense of deep honesty and immediacy is another major asset in Carina Sama’s debut film, which brings viewers closer to the protagonists with an emphatic attitude. We are not asked to cast judgment or to agree with everything that’s said, but rather to watch and listen carefully, and then draw our own conclusions. Of course, there’s a prominent discourse against discrimination and in favour of the freedom to be who you truly are, but said discourse comes out of the intimate, testimonies of Mariana, Marcela, Carolina, Paloma, and Joseph — and not out of philosophical thoughts or intellectual elaborations established beforehand. It’s the slices of their lives, their anecdotes, the things they had to go through, their real and ongoing struggle for acceptance that really makes the flesh and blood of the documentary. In other words: once you get to know the essentials of their lives, reality doesn’t get any more compelling. On the other hand, there’s a downside as regards film form. Given the richness of the material, a more in depth, detailed approach to some key aspects in the stories would have drawn out a more insightful picture. It’s a matter of organizing the narrative better, with a tighter sense of storytelling, so that it doesn’t involuntarily zigzag or becomes unnecessarily panoramic. This way, these stories would have stood out more than they do now. However, as it is, Madam Baterflai is both a touching experience and a valuable documentary in favor of much-needed visibility and the acceptance of gender diversity.
Historias de vida a cámara Cinco historias relatadas a cámara, las de cuatro travestis y una transexual. Cada una de ellas cuenta sus orígenes, las experiencias propias y ajenas, y las idas y vueltas de su pasado y su presente. Ninguna se parece a la otra, por su procedencia social o debido a la decisión que tomaron tiempo atrás, con pesar y sorpresa del contexto, pero también con la aprobación de familiares cercanos. Joseph, Paloma, Carolina, Mariana y Marcela tienen diferentes inquietudes, algunas metidas de lleno en el arte o en el papel que ocupan dentro de la sociedad, otras narran su relación con la familia o el hecho puntual y único de ser padre. Carina Sama confía y jamás oculta el carácter pedagógico de su documental, dejando que las historias fluyan entre anécdotas y paisajes que fluctúan entre el dolor y la alegría, pero más que nada, celebrando la elección de las cinco mujeres donde en ningún momento se oculta la esperanza y el día a día desde la supervivencia. Madam Baterflai propone un relato coral con muchas voces, dentro de una estructura de documental con cabezas parlantes que ocupan la mayor parte del trabajo. Desde su honestidad temática, que transmite en todo su desarrollo, también surge el contraste de sus carencias, expresadas desde el testimonio y la figura hablando a cámara, como sucede en los informes provenientes de la televisión. En medio de las palabras, aparece el dolor de la ausencia a través de la noticia de la muerte de una de las cinco mujeres. Allí, la tristeza invade las imágenes pero la directora, cerca del final, anula el dolor con un par de escenas que bordean la emoción con armas más que dignas.
Cómo te veo En un país que fue de los primeros en avanzar respecto a los derechos de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) e igualdad de género, existe una provincia que hasta hace poco todavía prohibía, dentro de una ley, que los ciudadanos salgan a la calle “vistiendo ropas habituales del sexo opuesto”. De esa provincia, Mendoza, son Joseph, Mariana, Paloma León y Carolina, dueñas de un testimonio de superación y autodeterminación para cumplir el sueño de ser quien realmente quisieron ser. Y de allí también es Carina Sama, directora de este interesante documental que pone en discusión varias cuestiones esenciales del ser humano contemporáneo, en pleno cambio de paradigma respecto a las normas de inclusión dentro de la sociedad en todo el mundo. Pero particularmente en un país como Argentina este documental es necesario, por el panorama actual del cine y por las temáticas que se tocan en él, todavía sin desligarse de ciertos tópicos que, si bien forman parte de nuestra historia reciente (sí, estoy hablando de la última dictadura cívico-militar), ya deben ser dejados de lado para empezar a hablar de cosas más actuales y problemáticas más cercanas. Problemáticas humanas, por ende políticas, pero no por eso menos esenciales. En nuestro país se confunde política con partidismo. Un documental político termina siendo un aburrido compendio histórico sobre los logros de un partido o las vicisitudes de un movimiento social, también ligado a un partido. En el caso de Madam Baterflai, film político por el mensaje pero no por su tratamiento, el arte sirve como un catalizador de ideas respecto a la condición humana y su esencia. Y por supuesto, incontables preguntas sobre dónde estamos parados como sociedad para enfrentar incógnitas que nuestros hermanos y hermanas deben superar para reafirmar su condición de género. La película se permite fragmentos experimentales donde la directora mendocina utiliza el cuerpo de las protagonistas transexuales y travestis para proyectar imágenes que remiten a emociones y texturas que concluyen un concepto muy poético sobre la belleza y las diferentes capas que tenemos todos para ir mostrando lo que nos define. Todo eso, aunado a las sus diferentes y particulares historias de las cuatro protagonistas y sus familiares o allegados, viniendo de realidades socio-económicas muy diferentes pero unidas por un mismo fin y una misma motivación. Finalmente, a pesar de la tragedia de la que somos testigos cerca del final (algo que no voy a revelar porque deben ver la película), Madam Baterflai tiene un mensaje muy positivo y lleno de enseñanzas, no sólo para las personas que transitan ese mismo camino a contracorriente, en el que deben superar los obstáculos del machismo y los prejuicios en un país del subdesarrollo como el nuestro, sino para todos en general. Porque quiénes somos no está determinado por cómo nos vemos por fuera, sino por ese ser que llevamos dentro y nos define en nuestro día a día.
Publicada en la edición digital #261 de la revista.