La comedia de enredos es un género difícil de resucitar, por más que las intenciones sean las mejores y tengas a un elenco excelente. "Madame" es un buen ejemplo. La guionista y directora francesa Amanda Sthers centra su nueva película en una pareja de norteamericanos snobs y ricachones que alquilan una mansión en París para darse la gran vida y airear un poco su relación desgastada. Una noche la pareja ofrece una cena de gala para un grupo de invitados de lo más diversos y, en una típica y muy tonta confusión de este estilo de comedias, una de las mucamas de la mansión se hace pasar por una amiga española de la anfitriona. En un plan de Cenicienta moderna, la consecuencia es que la mucama, con su identidad falsa, termina cautivando a uno de los invitados, un solterón de la alta sociedad británica. "Madame" hace hincapié en el claro contraste entre la calidez de la mucama y la estirada dueña de casa, y en cómo cada una enfrenta el amor y el paso del tiempo. El problema es que los diálogos artificiosos y ese aire de ingenio sobreactuado le quitan fuerza al relato y a los personajes, que parecen demasiado distantes de sus propios conflictos. Si la película no termina de derrapar es por el encanto de Toni Collette ("Un gran chico", "Little Miss Sunshine") y de la ex musa de Almodóvar Rossy de Palma. Ellas aportan una frescura que al guión le falta.