Una buena porción del cine europeo que llega a la cartelera comercial argentina se compone de comedias que tienen como tema en común las miserias y contradicciones de la clase alta. En este contexto se inscribe esta nueva relectura de la historia de Cenicienta que propone la francesa –aunque con elenco enteramente angloparlante– Madame.
Anne (Toni Collette) y Bob (Harvey Keitel) son un matrimonio norteamericano multimillonario que, residiendo en París, decide organizar una cena para agasajar a sus amigos. La llegada sin aviso del hijo de Bob altera los planes de una supersticiosa Anne, quien para evitar el número trece obliga a una de sus mucamas a participar de la velada.
María (la almodovariana Rossy de Palma), entonces, se hace pasar por una acaudalada amiga española del matrimonio y, sin proponérselo, termina enamorando perdidamente a uno de los invitados que desconoce su verdadero rol en el hogareño, desatando así los celos de Anne.
Lo que sigue es una apuesta por la farsa, la caricatura (todos los actores están varios registros arriba del naturalismo) y los consabidos apuntes sobre la diferencias de clase a través del contraste entre María y Anne, con una volviéndose una presencia fantasmagórica para la otra. El resultado es un film que funciona mejor como una comedia de enredos lúdica antes que en su vertiente más romántica y social.