Una adinerada pareja norteamericana (Toni Collete y Harvey Keitel) que reside en París organiza una cena de 12 personas para establecer lazos con la alta sociedad. Todo se complica cuando aparece el hijo escritor de una relación pasada de Bob (Keitel), por simple superstición y para evitar los 13 platos en la mesa, es llamada la mucama María (Rossy De Palma) para ocupar el lugar n° 14.
Madame se presenta como una comedia dramática de enredos que desnuda las falencias humanas y con conciencia de clase. María no es más que una sirvienta, María no puede soñar, María no puede volar. El film coquetea con la idea del desprecio con la misma cadencia que muestra las bellas calles de París. María se enamora -una Rossy de Palma magistralmente teatral- de un mercante inglés que conoce en la cena y surge el conflicto cuando su empleadora no permite el desarrollo de ese amor. Suena a film sencillo, y lo sería de no ser por las justas dosis de humor que se permite.
Madame es dirigida por Amanda Sthers, una novelista francesa con varios títulos literarios en su haber, esta película está basada en una historia escrita por ella misma. Es su segunda incursión en el cine y sale bien parada porque si bien no ha tomado grandes riesgos cinematográficos la película es fiel a su prosa.
A pesar de ser atacada por su desenlace (que no dejará indiferente a nadie porque Madame es de esos films que puede cambiar tu perspectiva sobre ella con la estocada final), es llevadera y vale la pena verla por la actuación de una notable “chica Almodovar”, por su puesta en escena y porque soñar no cuesta nada, la mayoría de las veces.