Pepita la Pistolera
Madraza (2016), ópera prima de Hernán Aguilar, se presenta en el 31 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y desde acá te contamos de qué va este film que no escatimará en balas, sangre y violencia.
Una mujer humilde, con problemas de peso, sin dinero, sin educación, se encuentra en un grave dilema cuando su esposo muere a sangre fría por un ladrón de poca monta. Su vida cambia de forma drástica. Sus valores penden de un hilo y el destino le tiene preparado un camino insospechado. ¿Qué harías si días después te encontras con el asesino, la persona que te arruinó la vida? A Matilde, personaje interpretado por Loren Acuña (Carancho), se le presentó este evento y su vida no volvió a ser la misma.
Realizada con una impronta llamativa a base de escenas a pura acción, una mujer común y corriente se convierte en la asesina más buscada y, sus asesinatos anónimos por dinero, cada vez evolucionan más en materia de profesionalismo. Hernán Aguilar, el encargado del guion y la dirección del film, concreta una obra que se goza, entretiene y deja esa enseñanza que no muchas lo hacen. Primero, el personaje principal, la Madraza, nos produce empatía desde los primeros cinco minutos. En imposible no ponerse en la piel de ella, que siente que lo perdió todo, y con sus límites a cuestas, se venga de quien le arruinó la vida. Como segundo punto, la transformación de este personaje. Remitiéndonos en la construcción del héroe que Vince Gilligan realizó con Walter White en Breaking Bad, Aguilar determina un meteórico cambio al arriesgarse en pecar de inverosímil pero acertando en cada una de las aristas del mismo. Un cambio preciso y rotundo, por dinero o por amor propio, sostenido por el tercer punto fuerte del film: el sólido reparto.
Gustavo Garzón en la piel del detective cuyo fin es el de encontrar a esta asesina anónima es el interés amoroso de Matilde. Chunchuna Villafañe como Teresita y la destacada interpretación de Sofía Gala Castiglione como Vanina son las amistades de esta mujer que a paso firme comienza a conseguir todo lo que se propone. Se destaca otra vez el cambio en el personaje, ya que la transformación no solo va desde el accionar, sino también desde lo físico y en la relación con los otros protagonistas de la historia. El guion no admite huecos, la explicación de todo es visible y permite la interpretación de acciones que se entienden por el sólido personaje principal. Aguilar logró lo que se propuso y eso está más que evidente. Destacamos los efectos especiales de las escenas de acción. Los tiros, ver la sangre brotar, es algo para el aplauso y para ver una y otra vez.
Habrá que seguir el camino de Hernán Aguilar. Su opera prima es para entusiasmarse y ansiar más films de acción como estos, con sólidos personajes como Matilde. Exponiendo las miserias humanas, la vida cotidiana, viendo a alguien elegir su camino sin limitarse por los principios éticos, Madraza es una película que bordea la violencia, desparrama justicia por mano propia y, así y todo, no pierde emoción, ni gracia ni sorpresa. Se disfrutan films así, que no están preocupados en arriesgar, que lo hacen y punto. A Hernán Aguilar se le presentó este evento y seguro que su vida no va a volver a ser la misma.