La femme Mati.
El cine de género puro creció en nuestro país (tal como lo demuestra nuestra nota AQUÍ), al punto de ser capaces de adaptar las fórmulas clásicas a historias propias, que hablen nuestro idioma, respeten nuestra forma de ser, sin apartarse de lo que el género pide ni entregar un producto ajeno.
Madraza es un claro ejemplo de cómo hacer un buen thriller policial con altas dosis de acción, en un entorno de comedia que no cae en la parodia, y que abraza los localismos sin subestimarse con el tan mentado y más de una vez perverso “acá también podemos hacerlo…imitando lo que en Hollywood hacen mejor”.
No, Madraza no quiere ser una de acción a la altura de las grandes super producciones del norte, ni siquiera lo intenta. Es un film bien argentino, con el que no nos va a costar empatizar ni reconocernos, que no podemos imaginar provenga de otro país, y con todos los elementos vibrantes para traer buen entretenimiento adrenalínico a nuestras butacas. ¿Pero cómo logra todo eso una ópera prima?
La historia escrita es, en esencia, sencilla. Matilde (Loren Acuña) vive en un barrio humilde de la Ciudad de Buenos Aires. Ella es puro corazón, no solo cuida de su marido remisero (Gabriel Almirón), es la madraza – tutora en un comedor comunitario – de Vanina (Sofía Gala Castiglione) que prácticamente vive en su casa. El barrio está lleno de peligros y uno de esos días fatídicos se cobra la vida de su pareja a manos de un grupo de delincuentes menores que dominan la parada.
A partir de ahí, la vida de Mati se derrumba, su aspecto que no era muy cuidado se descuida más, no tiene para comer ni pagar los servicios, nadie la ayuda, y encima la policía le pide una colaboración como testigo que ella teme dar. Cansada de la vida que lleva, habiéndose enterado que su marido no era lo que ella pensaba, el destino está a punto de darle una revancha. Cuando accidentalmente asesina a quien le arruinó la vida, dará un giro liberador. Una llave la llevará a tomar el lugar de aquel hombre y convertirse en una asesina a sueldo.
Madraza es a su modo también un film de denuncia. Mati no actúa solo por venganza de muerte, no es El vengador anónimo, lo suyo es una revancha a la vida injusta. Matar la libera, la hace sentir con ese poder que nunca tuvo, por su condición social, económica, de mujer, y ama de casa. Con la ayuda de una amiga casual, Teresita (Chunchuna Villafañe), se transformará físicamente, una femme fatale, vestida para matar.
Es una protagonista que puede tener antecedentes en la Silvia Peyrou de Asalto y violación en la Calle 69, en la Edda Bustamante de Correccional de mujeres, o en Andrea Tenuta y La Búsqueda; exuda personalidad, sexualidad, cuerpo, y fatalidad. Pero allí donde ellas buscaban venganza fría, Mati le suma un grito liberador desde la marginalidad y el género femenino.
El guión, también en manos de Aguilar, no descuida ningún frente, y hasta se encarga de entregar una historia de amor destinada al fracaso con un detective en la piel de Gustavo Garzón. Relación que irá mutando de roles a medida que Mati cambie su personalidad.
Más allá de un montaje algo entrecortado o no del todo prolijo, sobre todo al inicio del film, el apartado técnico es destacable. Las escenas de acción tienen vigor, fuerza, y no apabullan; los encuadres son perfectos para mostrar lo imponente de la figura de la asesina, y poder disimular más que solventemente un presupuesto que puede no ser de los mayores. Es es una película ágil, que vibra tanto en la acción como en la comedia, sin crear estereotipos, ni inclinarse a la parodia del género o la condición social de sus personajes. La marginalidad es expuesta con naturalidad, permitiendo que podamos reconocernos entre los personajes.
Loren Acuña le pone el cuerpo a Matilde, lo suyo es la presencia. Ya sea desde la transformación física y de postura, como en la catarsis gestual que despliega, Acuña realiza una gran labor protagónica que tendrá mucho que ver con el resultado final de Madraza.
La actriz de origen paraguayo es de esas caras reconocibles en secundarios tanto en cine como en televisión, destacándose siempre por una actitud arrolladora que le sirvieron para acaparar la mirada en varios planos. Madraza, Matilde, necesitaba de una actriz así, y Acuña aprovecha otra oportunidad para hacerse notar en un rol que hasta pareciera compuesto para ella, se lo adueña y no podemos imaginarnos a otra actriz ocupando su lugar.
Claro que no está sola, Sofía Gala Castiglione y Gustavo Garzón componen diferentes botones de fuga para Mati, y demuestran nuevamente estar a la altura con grandes interpretaciones. Osmar Nuñez también se suma a un elenco fuerte como el comisario, volviendo a confirmar que no hay rol que no pueda asumir con un gran compromiso. Todos están correctísimos, pero quien se destaca de entre los principales es Chunchuna Villafañe y una Teresita tan tierna como desopilante, con una gran escena para su entero lucimiento.
En participaciones más chicas, Mónica Ayos, Atilio Pozobón, Silvina Bosco y Mónica Lairana, se convierten en piezas infaltables de un rompecabezas en que cada actor se ajusta a su personaje.
Conclusión:
Madraza es un gran policial cargado de acción, con fuertes y logrados elementos de comedia. Si bien bebe de potentes orígenes como el cine de Danny Boyle, Robert Rodriguez o Guy Ritchie; se siente bien nuestra, desde la localidad de la historia como desde la construcción de personajes.
Sumemos logradas interpretaciones y un ajustado rigorismo para las escenas de acción, y tenemos no solo una ópera prima para celebrar abiertamente; sino, además, uno de los policiales que cómodamente se ubican en la panacea actual junto a títulos como Diablo, Nacido para Morir, 8 Tiros, o Tiempo de valientes. Argentina tiene a su nueva heroína de acción, y es una que no tardó en ganarse nuestros corazones.