Éste filme quedara en la historia del cine argentino por ser el primero protagonizado por una actriz paraguaya, eso dicen.
En el comienzo, en la presentación del personaje, la producción tropieza con su mayor defecto. A partir del montaje abusando de pequeños cortes temporales, esto es, saltos de segundos dentro de la misma imagen, continuando con la misma acción de los personajes, nunca está justificado, sólo puesto porque es posible hacerlo, para luego dejar de lado esas formas y no retornar.
Lo mismo ocurre con la banda de sonido, mezcla de géneros musicales dentro de la música incidental, que más que aportar, molestan. El mejor ejemplo es el malambo en una escena dentro de una villa en medio de la ciudad.
Del mismo modo ocurre con la ausencia total de explicación del recorrido que realiza el personaje principal, y la poca o nula constitución de un verosímil, en ella y en los personajes secundarios.
El relato gira en torno a Matilde (Loren Acuña), una ama de casa de clase baja, cocinera en un comedor popular, dirigido por la esposa de un diputado nacional. Ella va a ser víctima de un robo en plana calle y testigo en la misma acción del asesinato de su marido, un invisible conductor de remises.
Todavía en el hospital, se hace presente el detective (Gustavo Garzon) a cargo de la investigación del hecho, sin nade que medie y antes de saber quién es quien, su actitud de poeta seductor para con Matilde, en intento de inyectarle algo de humor al texto, termina por ser patético.
Matilde se queda sin sustento económico, todo se hace sin salida, hasta su hija putativa (Sofia Gala) desaparece, sólo para mostrar, a partir del paso del tiempo (otra utilización de algún mecanismos del montaje porque se puede), la decadencia anímica de Matilde. En ese andar es que se produce una primera acción de violencia ejercida por nuestra heroína, sólo respaldando su accionar por reacción de “supervivencia”.
De ahí a convertirse, sin explicar, justificar, testimoniar, demostrar, alegar, etc, en una mezcla de Paul Kersey el de “El vengador anónimo” (1974) con el León de “El perfecto asesino” (1994), entre muchas otras posibles elecciones de asesinos a sueldo, sicarios sueltos, coloca todo en el orden de lo “no creíble”.
En relación al personaje del detective, a falta de presentación, luego de pasada la tres cuarta parte de la proyección, se lo empieza a aceptar, pero ahí mismo se desdibuja y se transforma en caricaturesco.
La presencia o ausencia del personaje de Sofia Gala da lo mismo, esté o no, su importancia es nula en relaciona la progresión dramática del relato, ni siquiera por la idea subyacente de mostrar lo trágico de la realidad argentina, que en cambio si ocurre con el personaje de Teresita (Chunchuna Villafañe) que al menos sobre el final retorna para darle un cierre posible al relato.
El otro personaje del que nunca se sabe porque esta, (digamos que pito toca), aunque se sospecha desde la primera imagen del filme, es el comisario mayor (Osmar Nuñez), quien es la encarnación misma de la corrupción policial y política del país, también cumple funciones de cierre. Digamos, que el filme termina cerrando.
Otro orden de lo aleatorio es que es todo está puesto en las actuaciones, Loren Acuña tiene una buena performance, su transformación sólo ella la hace veraz, el texto nunca, Sofia Gala demuestra ser Sofia Gala, Osmar Nuñez siempre eficiente, y Gustavo Garzon demuestra ser un gran actor a partir de los diálogos que le imponen y lo hace sin inmutarse.
Todos los intentos, todos, están puestos en tratar de realizar una comedia negra que no mueve una sonrisa y nunca se instala, ni llega a gris. Un policial que no provoca el mínimo suspenso, y una denuncia que personaliza, no generaliza por lo que es deficiente. El desarrollo es lineal, progresivo y a los saltos.
Lo dicho que dicen que, éste filme pasara a la historia como el primero protagonizado por una actriz paraguaya, lo cual no significa demasiado, claro que, siempre y cuando alguien se acuerde en el futuro, de la existencia de la película.
Ahora que lo pienso, Matilde, cuya traducción seria Mathilda, ¿no era el nombre del personaje de Natalie Portman en “El perfecto asesino”? ¿Necesitaré cambiar la medicación?