Madraza

Crítica de María Paula Putrueli - CineramaPlus+

MARAVILLA DE MUJER

Mientras todos esperan con ansías la nueva película de DC Comics, Wonder Woman (La Mujer Maravilla), emerge entre las profundidades de la cinematografía nacional, una anti heroína descomunal, inesperada. Una joya en bruto encarnizada en la piel de la exquisita actriz Loren Acuña, quien compone un personaje sublime en Madraza, ópera prima de Hernán Aguilar.

Antes algunas comparaciones con el cine de la dupla Tarantino – Rodríguez, las cuales sin duda son más que atinadas, Madraza sobresale y destaca con algo que las películas de referencia no tienen: el factor sorpresa. Todos sabemos con que nos vamos a encontrar ante una historia del director de Tiempos Violentos, situación que, también nos sucede habitualmente con muchos directores argentinos, incluso con un tipo de cine que se repite en fórmulas una y otra vez, y es en su originalidad donde Madraza se lleva todos los premios.

Su director podría haber caído en lugares comunes, sean los del género policial, o aquellos que se abocan a un cine realista estereotipando de manera burda a sus personajes acorde a su nivel social, sin embargo esta propuesta dotada de un naturalismo impecable se corre de todo lo visto, se supera en cada escena de violencia y acción (los efectos especiales son de una calidad notable, poco vista en la oferta local), y entrega en primera instancia un personaje femenino avasallante, un regalo que nuestro cine merecía desde hace tiempo. En la misma línea actoral cada personaje se exprime perfecto, todos bailan al compás de la protagonista y cada escena fluye sutil hacia la otra, dejándonos siempre con ganas de más.

Loren Acuña interpreta a Matilde, a quien le cabe el apodo homónimo que da título al filme, ya que es madrina de una chica que vive en una de las villas aledañas (Sofía Gala Castiglione). Es justo mencionar el crecimiento actoral de la joven actriz, quien le imprime a su personaje una frescura y naturalidad, convirtiendo las escenas con Acuña en un duelo actoral destacable.

En un robo callejero Matilde ve como asesinan a su marido para robarle, pero lejos de quedarse en el rol de víctima, el cual le cabe por donde se mire, ya que no solo queda viuda y sin dinero, sino que también es una mujer engañada, una serie de hechos fortuitos convertirán a esta sensible y sencilla ama de casa en una asesina a sueldo brutal. La investigación policial quedará en manos del detective que interpreta un entrañable Gustavo Garzón, quien, en paralelo, intentará resolver todos los crímenes que se van sucediendo así como conquistar el corazón de esta increíble mujer.

Loren Acuña es literalmente madraza, la actriz se apodera de su personaje y lo eleva en cada gesto sutil, en las escenas de tiros, en la violencia explícita, en el abrazo con su ahijada, hasta en una amistad forjada con una mujer, quien aparentemente nada tiene que ver con su nivel social. Su interpretación puede generarnos la misma empatía ya sea que tenga un arma pronta a matar en la mano o una cafetera lista para ofrecer un café.

La actriz, de origen paraguayo, compone en cuerpo y alma a Matilde, ya que tuvo que subir veinte kilos para su personaje, los cuales luego fue bajando a lo largo del rodaje. No cabe duda que este es el inicio de un futuro con muchas más propuestas para una actriz que se impone y merece un lugar de mayor protagonismo del que ha tenido hasta ahora.

Madraza, es un filme que se mueve cómodo entre varios géneros para no encasillarse en ninguno. La ópera prima de Hernán Aguilar es una soberbia muestra de cómo poder hacer una crítica de la sociedad sin ser hipócrita. Una oportunidad para ver un cine que plantea las pocas posibilidades que pueden tener las personas con menos recursos, pero no los condena ni los juzga, si no que los desafía, y a través del humor, incluso, se anima a romper el molde y pensar en un cine menos condescendiente y mucho más arriesgado.

La sorpresa y categoría de estas películas que aparecen de vez en cuando, nos invade en cada vena cinematográfica que nos late y nos envuelve en una estimación invaluable dentro de tanta copia y refrito que anda dando vueltas por allí.

Por María Paula Putrueli
@mary_putrueli