Hernán Aguilar nos ofrece una ópera prima de género, original y vibrante que sorprenderá por su ritmo, narrativa y originalidad con la que se desarrolla.
Empecemos por lo que nos propone el film, “Madraza” cuenta la historia de Matilde (Loren Acuña), una ama de casa de clase baja que enviuda cuando unos delincuentes asesinan a su marido delante de ella. La mujer, lejos de deprimirse y verse conmovida por la situación, por accidente le quita la vida a uno de los culpables. Ante este hecho, su vida dará un giro de 180º y asumirá el rol de asesina a sueldo (tomando el lugar del asaltante) para poder “ganarse” la vida y poder subsistir en ese ámbito tan precario y carente de recursos.
Este film se puede catalogar como una sorpresa dentro de la cartelera nacional, ya que corresponde a uno de esas alternativas de género que nos viene ofreciendo el cine argentino hace un tiempo. Realizadores como Aguilar nos declaran que hay alternativas al cine hollywoodense o a las producciones nacionales festivaleras o puramente comerciales.
Nos encontramos ante una comedia negra, mezcla con policial, que nos brinda a una antiheroína clásica con la que uno logra empatizar por todas las penurias por las que atraviesa. Tal como se puede ver en algunos relatos de superhéroes, la mujer sufrirá una transformación tanto interna como externa, lo cual logra dotar al personaje de una tridimensionalidad necesaria para enriquecer al relato.
El film maneja algunos códigos o recursos característicos al cine del estilo de Tarantino o Robert Rodríguez, o incluso a aquellos film de Exploitation de bajo presupuesto, donde la cuestión pasa por los temas moralmente inaceptables y socialmente escandalosos.
El personaje de Matilde, gran labor de Loren Acuña que nos otorga un trabajo impecable, no busca una venganza clásica, sino que sufre un proceso donde redime sus frustraciones, no solo porque se aleja de la situación de adulterio que involucraba a su difunto marido, sino que además busca canalizar las frustraciones sociales por la que atraviesa.
“Para que voy a hacer la denuncia, si no lo van a agarrar. Además, mi nombre va a quedar registrado en la declaración y me van a venir a buscar”. Esta frase se la dice al detective personificado por Gustavo Garzón, con quien tendrá una breve historia de amor que también vendrá a modo de saldar cuentas pendientes en el marco afectivo.
La película presenta un relato entretenido, pero por otra parte también hay una crítica social y cultural latente que se ve presente, más que nada, en las subtramas con los personajes de la ahijada Vanina (Sofía Gala Castiglione) y su nueva amiga de la clase alta, Teresita (Chunchuna Villafañe). Se tratan temas como la desigualdad, la corrupción, las máscaras sociales que usan las personas para aparentar frente a los demás.
En el plano técnico la cinta cumple, mostrando un gran desempeño en el manejo de la cámara y en la edición que termina componiendo un recurso característico del film (quizás a veces se abusa del recurso del corte directo para elidir tiempo, pero es un aspecto estético propio del relato). También hay que destacar la destreza empleada a la hora de realizar las escenas de acción y el buen uso de la cámara lenta para determinadas secuencias.
En síntesis, “Madraza” nos propone un gran relato de género, muy entretenido, con buenas actuaciones y una sobresaliente dirección de Hernán Aguilar. Más allá de algún cuestionamiento que se le podría hacer al film con respecto a ciertas ideas sobre las transgresiones, la película cumple y nos presenta un crudo relato de denuncia sobre corrupción y la falta de recursos de la clase baja.
Puntaje: 4/5