Pedro Almodovar es un hombre comprometido con su tiempo que decidió sentar su posición sobre una vergüenza española que durante años se mantuvo en secreto. Se trata de los fusilamientos a civiles de parte de la falange española, en los comienzo de la guerra civil. Una verdad que aunque parezca increíble muchos se niegan a indagar con el argumento hipócrita de no escarbar en dolores del pasado. El director toma ese tema sin vueltas, de manera explícita, comienza y termina su película de manera contundente, porque entendió que no hay manera de tratarlo con sutileza. Es el inicio y el broche de este melodrama deslumbrante donde la historia de varias mujeres se entrelaza en temas fundamentales. La vida de una fotógrafa, unos de los mejores trabajos de Penélope Cruz, que decide ser madre soltera, y es a la vez la impulsora para descubrir una fosa común en su pueblo. De su relación con el antropólogo forense a quien le pide ayuda quedara embarazada y decidirá tener a esa niña, sin dudas y hasta sintiéndose heredera de una tradición familiar, de mujeres independientes. En la maternidad conocerá a una futura madre adolescente con una historia de rechazos y abusos, a la madre, una actriz grande con la oportunidad de ser famosa, y al puntapié de un argumento donde todo se cuestiona, el amor maternal, el mandato de tener hijos, las preferencias sexuales, la sororidad y el gran tema de un dilema moral que obliga a la protagonista a mantener un secreto , un engaño, una mentira hasta su límite. Todo eso como siempre en este gran realizador, con una estética deslumbrante y chillona, llena de pulsión de vida a pesar de todo. Es la oportunidad de verla en cines antes de su llegada a Netflix, que produjo la película.