Que una producción sea en realidad una remake de otra que haya tenido éxito, no determina absolutamente nada.
Ni para bien, ni para mal, tampoco debería suceder cuando en realidad es una tercera versión de un texto. Pero bien, de las dos anteriores tenía un buen recuerdo de una, “Dos picaros sinvergüenzas”(realizada por Frank Oz en 1988), protagonizada por Michael Caine, Steve Martin y Glenne Headly, ganadores de varios premios por sus interpretaciones en este filme.
No es lo que sucede con mi memoria de la original de 1964, “Dos seductores”, en realidad no recuerdo casi nada, dirigida por Ralph Levy, protagonizada por Marlon Brando y David Niven. La colega Blanca Lopezme recordaba lo fallida de ésta última, haciendo hincapié en que Marlon Brando no actúo en demasiadas comedias.
En esta oportunidad el cambio se produce en el género protagonista, dos mujeres, una Anne Hathaway, muy buena actriz, nacida en Brooklin, que ha demostrado sus dotes, y Rebel Wilson que supo tener éxito a través de la comedia.
En este punto se podría decir que la actriz australiana sabe elegir los guiones en los que desplegara sus capacidades histriónicas, de esta manera podría leerse que el personaje se amolda a ella y no a la inversa. A veces da buenos resultados.
El problema es que el cambio de género no produce ninguna otra modificación, aunque en realidad todo es tan moroso, utilizando este término, en principio, en su acepción de deudor, luego con el correr de los minutos podría extenderse al significado de retrasado, y no hablo sobre a quién iría dirigido, pero también.
En las anteriores eran dos estafadores en competencia entre ellos, eligiendo una víctima femenina, en esta son dos estafadoras y la víctima, adivino, si, un hombre.
La mala presentación de los personajes, la ausencia de desarrollo posterior de los mismos, las cosas suceden porque así lo requiere la historia, pues todo está puesto de mal modo en función de una progresión narrativa que termina aburriendo.
No hay lugar destacado para ningún rubro, ni la dirección de arte, ni la fotografía, la cámara trabajada sólo para que se vea lo que hay en pantalla, el montaje para que siga una dirección y se entienda, ni el diseño de la banda de sonido ayuda en algo. En tanto la escenografía gana puntos por los escenarios elegidos, los naturales sobre todo, y el vestuario que es lo único que en algún momento se muestra en función dramática o de cierre de algún gag, como prefiera.
Sin embargo el peor de los yerros fue apostar al humor físico de Rebel Wilson (es una de las productoras), en lugar de tratar de trasladar el inteligente guión de Stanley Shapiro llevado al cine en la mencionada dirigida por Frank Oz.
La falta de equilibrio hace que tampoco funcione en esta variable, pues muy poco se encuentra en el orden de lo inesperado, y para colmo repiten la estrategia, no una, sino varias veces.
En este sentido Anne Hathaway, parecería correr en desventaja con la rubia, pero tiene otra estatura, también como actriz, y sale indemne de este despropósito.
Previsible, aburrida, con alguna que otra humorada que puede producir una mueca parecida a una sonrisa, ¿que más se puede pedir? ¡A si!!. vea la anterior. Por mi parte tratare de volver a ver la de 1964, más que nada por reminiscencias de los actores.