Dirigida por Juan Pablo Di Bitonto y escrita junto a Daniela Seggiaro, Magalí gira en torno a una mujer de regreso a su pueblo natal y el enfrentamiento con las tradiciones de las cuales venía escapándose.
“Hay tiempos donde el mundo de arriba y el mundo de abajo se conectan. Un viejo puma merodea. Dicen que viene del mundo de abajo y está hambriento”. Con esta intrigante leyenda es que comienza Magalí, para luego seguir a esta mujer en ese preciso momento de la vida.
Cuando Magalí recibe la noticia de que su madre ha fallecido, avisa en su trabajo, deja las cosas como puede y regresa a su pueblo natal, en el norte del país, donde la espera su hijo pequeño. A las emociones propias de una fuerte pérdida y del reencuentro con su hogar, con la familia y con el pueblo del que se fue, se le suma la imposición por seguir ciertas tradiciones.
Hay un animal salvaje, un puma o un león, perdido en este terreno y alimentándose. Para que se vaya, Magalí tiene que guiarlo a su mundo. Esta tradición, esta leyenda, funciona como punto de partida simple y sirve para ahondar de manera intimista en el personaje de esta mujer que, de repente, es casi una extranjera del lugar en que nació.
Eva Bianco se carga la película y entrega una interpretación precisa y sutil, porque a la larga casi todo lo que vive y siente es de carácter interior. Con su hijo, criado por la abuela ahora fallecida, no logra entenderse. Y él está empecinado en que ella tiene que seguir con esa tradición que le inculcaron, mientras que Magalí sólo quisiera poder volverse a Buenos Aires a seguir con su vida.
La presencia del animal va cobrando una fuerza cada vez mayor y, de a poco, Magalí comienza a conectarse con su hijo de una manera que no había conseguido anteriormente. A través del legado de su abuela, de las creencias.
Hay un logrado trabajo con la fotografía, especialmente aprovechando las locaciones que el paisaje ofrece, pero también en los interiores o con los sueños que, de repente, comienzan a acecharla desde que llega.
Magalí es una interesante ópera prima que juega con el realismo mágico y nos regala una hermosa interpretación de Eva Bianco. El film, al igual que ella, apuesta por la sutileza y la delicadeza para retratar un reencuentro, una reconexión necesarios.