Sin McConaughey ni Soderbergh no hay fiesta
Primeras alertas al comenzar Magic Mike XXL (2015): el carismático Dallas, en la carne de Matthew McConaughey nunca aparece; Alex Pettyfer, protagonista de Magic Mike (2012) como The Kid, se fugó supuestamente con Dallas para hacer un show en el extranjero, dejando “huérfanos” a todos los demás de la banda y la alarma final pasa por Steven Soderbergh, director de la entrega original, quien abandonó el puesto para dar lugar a un joven Gregory Jacobs, asistente de dirección de Soderbergh.
Ante tantos cambios es razonable entrar en la especulación, Magic Mike (2012) había sido un suave drama sobre strippers en busca del ansiado sueño americano, de establecerse y formar una familia, y al final dejaba abierto que Channing Tatum -Magic Mike- por fin encontraba el camino hacia la concreción de aquel sueño. Pero en los primeros minutos de la segunda parte vemos a un Mike sobrepasado por su trabajo de diseñador de muebles y ni rastro de la bella Brooke -Cody Horn-, interés amoroso en la primera entrega.
Si bien Mike ahora está viviendo de su sueño, el baile lo puede. Pequeños “videoclips” con grandes coreografías muestran que su retiro voluntario no fue tan conciliador como él pensaba. Rápidamente, recibe un llamado de sus ex compañeros de pista donde le dicen que Dallas falleció y que el velorio es en la ciudad donde se encuentra. Al acudir al sepelio, Mike llega a un hotel y se encuentra con sus amigos al costado de la pileta, lejos del ambiente de un velorio. Un simple chascarrillo inocente con el sólo objeto que Mike aparezca una vez más, a sabiendas de su negativa expresa en caso de una convocatoria distinta, para proponerle el reencuentro de la película: manejar hasta Carolina del Sur para una competencia de hombres streapers. Mike se sincera con sus amigos, les cuenta de su penosa actualidad y acepta emprender el viaje.
De acá en adelante es donde la película pierde por completo su personalidad, si en Magic Mike (2012) había un armado armonioso, que se tomaba sus tiempos para construir los personajes y plantear los conflictos, Magic Mike XXL destruye todo eso para simplemente esbozar una deslucida roadmovie, donde cinco hombres, perfectamente tonificados, muestran sus abdómenes a lo largo y ancho de EEUU.
Por el lado positivo entran los rubros técnicos; las coreografías en cada baile y las interminables ideas de cómo hacerle un “lapdance” a una chica son inagotables y, en cada nueva presentación, sorprenden los movimientos tanto de Tatum como de sus compañeros.
Sin embargo, al final de cuentas se comprende porqué este proyecto no pudo contar con nada de lo mejor de la película original: su director, Matthew McConaughey, Alex Pettyfer, Cody Horn, entre otros aspectos. Magic Mike XXL (2015) puso de lado todo lo que le dio vuelo e interés a la primera entrega y dejó las carnes vivas de Channing Tatum y compañía, pegadas al lente de la cámara dando y dando un gran paso hacia atrás desde 2012.