Juegos de seducción
La historia nos encuentra tres años después de que Mike se haya retirado de su vida de stripper cuando estaba en la cresta de la ola, y a punto de tirar la toalla.
Y lo que nos pasa con esta secuela es que extrañamos la mano de Soderbergh en la dirección (continúa detrás de cámaras como productor, editor y fotografía). Si bien la primera se trataba de una película floja en cuanto a su guion, resultaba novedoso y auténtico en cuanto al relato, el ambiente que describía. En esta ocasión, tenemos a Magic Mike: XXL, con una historia larga innecesariamente, donde se apunta al humor sobre todas las cosas, y que no termina por deslizar risas. Tampoco se entiende bien si es una crítica a la cosificación de los cuerpos porque no encontramos una resolución a la moraleja. Carece de dramatismo, emoción y de coherencia narrativa. Y tampoco se molesten mucho en ver la primera si no lo hicieron: hay pocas explicaciones acerca de los personajes que ya no aparecen (como el interpretado por Alex Pettyfer y el de Matthew McConaughey).
Afortunadamente contamos con la presencia escénica y habilidades para mover el cuerpo de Channing Tatum, aunque los mejores momentos se los roban Joe Manganiello y Matt Bomer: hay mucho más coreografías y bailes acompañados de música pop, donde ambos actores se destacan: suena Backstreet Boys junto al movimiento sensual de Mangianello, y Heaven de Bryan Adams interpretada por Bomer.
Pero no todos son hombres: entre la platea femenina tenemos a Amber Heard, quien le otorga ese toque de relax al film. El resto (Andie MacDowell, Jada Pinkett Smith y Elizabeth Banks) no aportan demasiado.
Magic Mike XXL es ideal para el encuentro de un público femenino en grupos, atentas a algunas pocas escenas. El resto pueden ir y venir de la sala, que no se perderán de nada. Es una historia que podría haber funcionado muy bien si no se hiciera borrón y cuenta nueva, donde ni siquiera los bailes más enérgicos le dan el ritmo necesario para llegar a atrapar.