De cómo Soderbergh baila el caño
No caben dudas que a Steven Soderbergh le encanta filmar, ama el cine y no tiene ningún tipo de problemas en mostrarse versátil y poder abordar diferentes géneros. Incluso demostró que sin perder rasgos característicos dentro del su filmografía, ama los riesgos y la experimentación y sabe desplazarse desde los llamados "tanques" del cine mainstream hasta otros proyectos más puramente independientes. Lo que tampoco, obviamente, está mal.
Lo que podría objetarse, si es que uno pudiese hacerlo, es que haya perdido esa personalidad distintiva dentro de su cine y la calidad con la que encaraba cada proyecto.
Soderbergh fue quien desde "Sexo, metiras y videos" hace ya más de 20 años, revolucionara por completo una mirada dentro del cine "indie" americano, y fue a partir de ese gran film que pudo comenzar a trazar una carrera sin atarse a ningún esquema preestablecido pero si a la calidad con que filmaba y con la que estructuraba los relatos dentro de sus películas.
Así fue por ejemplo el hacedor del "Kafka" con Jeremy Irons, filmar con un pulso intenso y violento en "Vengar la Sangre" con un Terence Stamp memorable, un freso de la sociedad americana en "Traffic" y la taquillera "Erin Brockovich" con Julia Roberts. Puede filmar dentro de un producto más hollywoodense y divertir como en "La gran estafa" manejando un elenco de primerísimas figuras como George Clooney, Brad Pitt, Matt Damon, Andy Garcia y nuevamente con Julia Roberts en su elenco y hasta darse el gusto de filmar la secuela... y otra más.
Fue alternando con proyectos que han pasado sumamente desapercibidos sobre todo en la cartelera porteña y otros que no pudieron ser ni siquiera estrenados en nuestro país.
Del lado de los intentos fallidos o que tuvieron una repercusión poco considerable quedaron "Full Frontal" "The good German", "Solaris", "El desinformante" y ya dentro de un cine que no parece para nada hecho por Soderbergh tenemos el último estreno en nuestro país que fue "La Traición" ("Haywire") rodada como un homenaje al cine clase B que no se entiende jamás si es un homenaje a películas de bajo presupuesto o si realmente no logra su cometido y se queda a mitad de camino y finalmente, la que nos ocupa "Magic Mike".
¿Qué tiene "Magic Mike" del cine de Soderbergh? Nada. O poco y nada.
Basada en la propia historia del protagonista del film, Channing Tatum (de "Querido John" o "Votos de amor" y que tiene como siete películas en post-producción lo que hace parecer que lo veremos hasta en la sopa), cuando era stripper antes de su etapa hollywoodense, pareciera que la idea quisiese tener puntos de contacto con "Boogie Nights" pero Soderbergh elige pasarle por el costado a una cantidad de temas que presenta.
Pero se define muy pudoroso a la hora de abordarlos en profundidad y termina pareciéndose mucho más que a ese gran film de Paul Thomas Anderson, al bodriazo de otro director de probada trayectoria como Paul Verhoeven y su vergonzosa "Showgirls".
Asi como todo lo que se muestra son músculos, aceite y cuerpos trabajados, pareciera que la esencia del film es justamente esa, una cáscara exterior y muy poco buceo en el interior de los personajes, que cuando parecen comenzar a mostrar sus sentimientos, el guión empieza a hacer agua y a aburrir porque parece destinado a unir con una historia lábil y poco interesante, una cierta cantidad de números musicales dentro del ambiente stripper como para que la película intente contar una historia.
Y allí, enclavada dentro del ambiente stripper masculino, se asoma una mirada incisiva a la noche y todos sus "condimentos".
Pero el planteo inicial va diluyéndose para entrar a contar la historia personal de Mike (Channing Tatum y el Magic Mike del título), un número uno dentro del mundo stripper y particularmente dentro del Club que está comandado por Dallas -un papel para que Matthew Mc Conaughey pueda lucirse ampliamente y al que sabe sacarle todo el provecho- y su relación con Adam.
Adam (Alex Pettyfer de "Soy el número cuatro" y "El precio del mañana") será el apadrinado de Mike, quien lo hará ingresar al Club y lo inicie en la carrera, siempre bajo su ala protectora. Con un talento natural y el entrenamiento que le ofrece Dallas, Adam rápidamente entiende los códigos del negocio.
Y se plantea el triángulo y el conflicto cuando Mike empiece a interesarse en la hermana de Adam, Brooke (papel a cargo de Cody Horn a quien veremos en el próximo estreno de "En la mira") y haya una cierta atracción pero a la vez rechazo cuando Brooke sepa el oficio en el que Mike lo está iniciando.
Todo está tratado con una superficialidad que roza el aburrimiento y el desinterés y con un ritmo narrativo completamente ajeno al cine de Soderbergh. Algunos pasos de drama se van hilvanando entre los números musicales de los strippers pero no se termina de imbricar y de definir claramente la historia que se quiere contar.
Las coreografías de Alison Faulk son interesantes, bien construidas y completamente funcionales a lo que se quiere mostrar, pero la diferencia de ritmo entre esas puestas coreográficas y la supuesta historia que se quiere contar entre cuadro y cuadro es tan contrastante que desorienta, como si toda la electricidad del film estuviera puesta en unas coreografías supuestamente transgresoras. Y hace poco en "Tournée", Amalric clavaba el bisturí en cada una de las bailarinas de strip exponiéndolas en cuerpo y alma, y en comparación "Magic Mike" aparece como un producto para erotizar quinceañeras, completamente vacío de contenido y con una historia que no logra terminar de tomar cuerpo a lo largo de todo el film.
Se tocan obviamente, todos los temas que se esperan dentro de un film instalado en la noche y en el mundo stripper, pero todo sobrevolado con una liviandad, sin animarse a profundizar ninguno de ellos. Por el contrario, Soderbergh elige una mirada más soft, menos comprometida que en otro de sus trabajos, produciendo una película completamente desangelada, sin mucho para contar más que algunos pequeños detalles de las vidas de los strippers como para darle algún rasgo "humano" al relato.
Mientras que la película no logra hacer pié en la historia romántica, quizás gana un poco de interés en el "behind the scenes" que se plantea en los camarines donde conviven los strippers. Los diálogos, con algunos rasgos de improvisación, pueden ser lo más interesante que pueda tener el film, pero no hay mucho más que eso para conformarse.
Todo obviamente está prolijo y presentable, bien filmado y mostrado atractivamente, pero está ineludiblemente lejos, muy lejos de lo que Soderbergh está acostumbrado a dar en pantalla. Un elenco compacto que cumple con su cometido en donde como ya fue dicho sobresalen los momentos en que Mc Conaughey aparece en pantalla, queda una sensación de pobreza después de "Magic Mike" pero no precisamente por las situaciones pretenciosamente dramáticas que atraviesan los protagonistas, sino por un film completamente fallido.
Y no hay músculo que lo salve del tedio.