Rosario tiene treinta años y es una justiciera a sueldo. Mata por dinero a hombres que maltratan o abusan de mujeres sin importar la clase social ni las razones políticas. Es metódica, cuidadosa, perfeccionista, pero no era así cuando empezó diez años atrás y sus asesinatos eran brutales por lo torpes y el odio que cargaban. Una razón, al menos, tiene Rosario para actuar así. Un secreto que esconde en un caelidoscopio del que nunca se separa.