SIN RECETAS PARA LA MATERNIDAD
A oscuras, con la luz puesta en las entrevistadas. Casi como si se entrara a la intimidad, a ese mundo de la maternidad que han querido dejar en las sombras. Así es la puesta en escena de Malamadre, dando espacio para que se cuente el Lado B de la cuestión.
Las diferentes teorías feministas han proliferado en los últimos años. Esto ha generado que se redefinan y discutan las tareas que históricamente se le han asignado a la mujer y al hombre, e incluso que se hable de aquellos que no responden al binario. Como dicen las protagonistas de este documental, al replantearse el rol de cada uno de los géneros, la maternidad también es puesta en disputa. El llamado “instinto maternal” empieza a caerse y con esto la necesidad de replantear los privilegios que ha tenido el hombre a la hora de tener hijos.
Y aunque también se pone en discusión el rol del hombre, el film está centrado en la aparición de relatos que se corresponden a la maternidad pero que muchas veces quedan relegados por no pertenecer al imaginario que se ha creado en torno a esta tarea. La publicidad y los medios de comunicación presentan a super-mamás, mujeres que lo pueden todo. Pero para derribar mitos aparecen estas mamás que con dolor confiesan que no se puede, que no se llega a ser como esas mamás ideales. E incluso que se han encontrado con monstruos internos que las han asustado.
Responder a la pregunta de qué es ser una buena madre parece quedar muy fácil para las recetas. Pero cada una de estas mujeres no sabe muy bien cómo darle una respuesta. Y es que justamente lo que se pone en dilema es toda la carga de lo que las madres deberían ser, hacer u ocultar para lograr entrar en la categoría de buenas madres.
La idealización sobre el rol de la madre continúa y es muy fuerte todavía. Todo aquello que parece no entrar en las expectativas queda relegado a las “malasmadres”. Sin embargo, como ponen en manifiesto estas mujeres entrevistadas, la maternidad tiene mucho de esos momentos que no les son permitidos. Dar lugar a la narración de las incertidumbres, del miedo, del desconcierto de no saber bien qué se está haciendo, pero aún así no dejar de amar, son algunos de los planteos.
La animación que aparece entre las entrevistas junto al relato en voz en off va dando cuenta del caos mental de las madres. Frente a la maternidad color de rosa se muestra una más humanizada. No por eso dejan de tener mucho amor, concepto al que dan énfasis estas madres, pero difiere mucho de ser un camino tranquilo.
Malamadre aparece como un grito que llama a la comunidad. Si hasta ahora las mujeres aprendieron a marcarse entre sí con el dedo señalador, aquí se empieza una lucha por entenderse. Al fin y al cabo no hay buenas madres, de manual, porque son justamente palabras desde la teoría. Madres que cuentan sus errores, que se muestran dudosas y cansadas dan pie para aprender y para poder llevar a cabo otras maneras de crianza en las que la tarea no quede sólo en una persona.