¿Sabés qué son los entuertos?
Amparo Aguilar toma la responsabilidad de hacer voz una porción silenciada sobre la experiencia de la maternidad. En una actualidad en la que el feminismo también redefine nuestra forma de ver y hacer cine, Malamadre (2019) abre un canal de diálogo usando las herramientas más poderosas que nos puede ofrecer el formato documental.
Varias mujeres se sientan frente a cámara y revelan sentimientos muy íntimos y escabrosos que vivieron desde el parto y a través de los años junto con sus hijos e hijas. Y ponen sobre la mesa todo el amor que les representa la maternidad a la par de las contradicciones sobre este rol. Ellas de alguna manera se plantan a romper el “deber ser” que impone un ideal de crianza como único válido y que de ser inalcanzable arrastra a la culpa de no “poder ser”.
Si bien en la ficción cada vez más aspectos reales de la maternidad tienen representación (fundamentalmente el agotamiento), es ineludible que la potencia del testimonio documental atraviesa cualquier duda que pueda generar otro tipo de película. En el relato documental la “idea” se hace carne y tiene una voz que se extrae directamente del mundo real.
¿Sabés qué son los entuertos? ¿una episiotomía? ¿la violencia obstétrica? ¿sabías que las mamas pueden sangrar durante la lactancia? ¿en qué consiste la depresión pos parto? ¿le pediste a alguna mujer que te describa su experiencia de parto y pos parto en detalle?
Las mujeres atraviesan sus años de maduración con el conocimiento de que podrían potencialmente transformarse en madres, básicamente porque gestar es una capacidad de nuestros cuerpos. Pronto como adultas jóvenes nos empiezan a hablar de la maternidad en tanto a nuestros propósitos al respecto, a veces nosotras y a veces nuestro entorno comienza a imaginar o desear un futuro en el que somos madres. Sin embargo, es poco y a veces nada lo que se habla sobre las dificultades, dolores y alteraciones a la salud mental que también son parte de ese proceso. Este ejemplo además no abarca de ninguna manera las realidades en donde la falta de educación, recursos y herramientas marca otros caminos muy diferentes para las mujeres y la maternidad.
Las verdades a medias, como sostiene Amparo Aguilar, “generan mucho más fantasma que cuando se puede hablar e incorporar” y esta película es una oportunidad para destapar la olla y descubrir que hay realidades silenciadas por culpa, por vergüenza o simplemente porque no hay espacio para desahogarlas. Malamadre enfatiza en la idea de ser un canal de diálogo, pero su postura también se encarga de hablar de ternura y amor como parte de un todo indivisible. No habla de la maternidad como un monstruo al que desde ahora hay que temer, pero se hace evidente la necesidad de resolver la falta de contención para atravesarla de una forma más sana.