Lecciones, lecciones
La base de esta comedia es un hecho que no se explica demasiado y que en realidad no importa explicar: Cameron Diaz interpreta a una mujer superficial y hermosa que lo único que quiere es conseguir un marido con plata para que la mantenga, pero que por alguna razón mientras trabaja como maestra en una escuela primaria. Por supuesto, en Estados Unidos como en cualquier otro lado, un maestro no recibe un sueldo demasiado enorme y cuando Cameron decide que lo que necesita para conseguir a su ansiado millonario es operarse las tetas, tiene que embarcarse en diferentes tretas para tratar de conseguir la plata que le falta.
Así de lineal y así falta de cualquier tipo de matiz es Malas enseñanzas. Como en buena parte de la Nueva Comedia Americana, todo gira en torno a dos o tres personajes extravagantes y la historia avanza por un simple desarrollo de las premisas que implican sus personajes. Además de Cameron Diaz, tenemos a Lucy Punch (vista hace poco en una película de Woody Allen), Justin Timberlake, Phillys Smith, John Michael Higgins y Jason Segel como la fauna que habita ese colegio. Todos están más o menos bien representando lo que representan, el problema es que dos de cada tres chistes que tira la película no terminan de funcionar. Pero cada tanto nos llega alguno.
Hacía tiempo que Cameron Diaz no estaba tan radiante en la pantalla. Malas enseñanzas parece una excusa para mostrar sus piernas de casi cuarentona espléndida, cargada de arrugas hermosamente naturales y unas tetas chiquitas pero que están muy bien. A pesar de su personaje de mujer hipersuperficial y obsesionada con la cirugía estética, Diaz transmite (como en sus mejores papeles) una gran naturalidad y fotogenia pura. Es ella la que justifica hasta los momentos más burocráticos de esta película.
Justin Timberlake, un chico carismático por excelencia, no es del todo creíble en su personaje de millonario idiota y eso le resta mucha fuerza a la comedia de esta película. Pero al rescate llega el inoxidable Jason Segel, que logra poner humanidad hasta en Malas enseñanzas, que logra ser querible, que tiene los mejores chistes, que entiende lo que está pasando. Si nos reímos, es por él. El único problema es que aparece muy poco.
Más allá de los giros convencionales hacia el final (a estas alturas, casi una ley para la comedia mainstream) y del triunfo de la protagonista, hay algo muy extraño en esta película. Como indica el título (tanto en inglés como en español), el personaje interpretado por Cameron Diaz es una mala maestra, no da clases, se droga, hace trampa, logra manipular y engañar para zafar con lo que quiere, no le importa nada ni nadie; y sin embargo uno la quiere más a ella que a todos los maestros buenos que la rodean. Ese grado de incorrección política permite que el viaje por Malas enseñanzas sea llevadero. El resto son Cameron y Jason.