El actor, guionista y director de cine argentino Martín Piroyansky (“Permitidos”, “Sin hijos”) interpreta bien a un joven treintañero que no trabaja, ni estudia y vive de rentas. No tiene ambiciones profesionales, ni artísticas, no tiene celular, ni utiliza redes sociales y tiene un Ford Falcon destartalado. Lo que hace habitualmente es mirar videos en VHS de los partidos del club de sus amores Atlanta, casi siempre lleva esta camiseta puesta (no se la saca ni para dormir) y se suele juntar a charlar con su amigo (Walter Jakob). Se vincula con algunas personas del barrio (Luis Machin y Germán Antonio De Silva). No quiere hacer nada. El vive igual y quiere viajar a Aruba, sería como un autista. Hasta un cineasta alemán (Rafael Spreguelburd) quiere hacer un documental sobre la vida de este hombre, una rareza porque es alguien que no hace nada. Contiene algunos cameos y se encuentra bien musicalizada. Es una historia rara. Los espectadores deben entrar en ese humor sutil y absurdo.