Un poco de Avatar, otro de Game of Thrones, algo del viejo cuento de hadas de Disney (La bella durmiente) y el acento puesto en el bien. Con una Maléfica (la distinguida Angelina Jolie, alada y con cuernos) que debe salir del Páramo, mundo de hadas y flores mágicas, para asistir al castillo: su ahijada Aurora se casa con el hijo de los reyes. Maléfica inspira miedo, y encarna así uno de los asuntos fuertes de esta secuela, más entretenida y variada que la anterior: la bandera en pro de la tolerancia y contra el prejuicio. Otro es el del cuidado de la tierra y su diversidad, del lugar que habitamos. Y en el centro, su relación con Aurora, con la confianza y el afecto bajo amenaza. ¿De quién? De la temible reina (Michelle Pfeiffer), la verdadera maléfica, que quiere terminar con el Páramo aniquilando a todas sus criaturas. Sin novedades ni sorpresas, la secuela del éxito de 2014 difícilmente quedará en la memoria. Pero tiene a su protagonista carismática, a una Fanning comprometida, y ofrece una historia que enganchará a los chicos, seguro, más que la floja primera parte.