Maleficent: Mistress of Evil es un excelente ejemplo del funcionamiento de la máquina, capaz de lanzarte cinco secuelas antes de que toques el suelo. Nadie esperaba ver la historia de origen de la villana de La Bella Durmiente, pero con sus grandes problemas la película existió y, para alegría de Disney, fue un éxito arrasador en materia de recaudación. Así es que se le da una segunda parte cinco años después, todavía más innecesaria que la anterior, sin importar que haya incluso menos ideas para contar o que hasta se desdibujen algunos de los pocos aciertos que habían tenido la primera vez.