No faltan elementos molestos en este film; no faltan convencionalismos torpes; no faltan resoluciones apresuradas. Pero las buenas películas son aquellas cuyos errores se disuelven gracias a sus virtudes: “Maléfica” es una buena película y quizás uno de los pocos tanques realmente emotivos –junto con “Frozen”, otro cuento de hadas de Disney– en los últimos tiempos.
La historia es la del hada malvada de “La Bella Durmiente”, es decir una versión alternativa de ese cuento clásico. Y en este caso, “Maléfica” es tanto villana, como víctima y heroína: es muy probable que la secuencia donde pierde sus alas quede en el recuerdo de muchos.
En realidad, este film es la historia de amor entre dos mujeres, basada en la idea de la maternidad no como un imperativo biológico sino en una elección. Los malvados son los hombres, y si el costado ecológico (naturaleza versus hierro) es quizás ramplón, no deja de ser fiel a la auténtica naturaleza de este tipo de relatos, a su origen y tradición. El gran peso del film recae en Angelina Jolie, en su mejor papel desde “El sustituto”.
Su rostro parece inmóvil y sus lentes verdes molestan un poco: aún así, con pequeñísimos gestos transmite la idea de una mujer lastimada que desea no sentir nada para no sufrir, pero que no puede evitar amar, ni sufrir. La emoción que genera, especialmente en el primer tercio del film, es una proeza. Anímese.