En la época dorada de Disney, La Bella Durmiente, de 1959, era adaptada del clásico cuento de tradición oral y adaptado por diversos autores. Como venía sucediendo con las princesas Disney, estos siempre tenían una damisela en peligro, un príncipe valiente, y una bruja mala. No era necesaria una trama más profunda, pues en cualquier película infantil, el bueno y el malo están en constante conflicto y el bien siempre gana al hacer lo correcto. Ahora, llegando a nuevas generaciones y aprovechando la tecnología actual, Disney ha iniciado una serie de adaptaciones de sus princesas, pero ahora con modo Live Action, es decir, con actores del momento, y con "historias jamás contadas". En algunos casos no ha tenido participación alguna (La Chica De La Capa Roja), en otras, ha metido mano directamente (Blanca Nieves y El Cazador), pero ahora, no es la princesa la protagonista (considerando que ni siquiera en la versión original, por mucho que llevara su nombre en el título, lo era), sino que es el otro lado de la moneda: la visión del villano. Maléfica es por mucho, uno de los personajes más intrigantes del mundo Disney. Desde su capacidad de usar magia hasta poder transformarse en Dragón, no era mala la idea de usar el regreso triunfal de Angelina Jolie a un protagónico y contar una historia inédita. El verdadero problema viene cuando usas todos los elementos trillados (la redención del villano, las acciones injustificadas y el amor imposible), para crear una historia que, por muy nueva que se quiera vender, termina siendo mala, aburrida y sosa. Abusa de los efectos especiales, crea un mundo muy semejante al Avatar de James Cameron y toda la historia detrás de Maléfica y Aurora no es mas que un producto comercial para vender (y que ha cumplido su cometido). Jolie no es mala, todo gira en torno a ella, pero el guión sufre de interminables huecos que, a pesar de su corta duración, hacen insufriblemente lenta la película. Como sea, a las distribuidoras no les interesan las malas críticas (que hay muchas), sino el dinero, del que, desafortunadamente no hay mucho y no vale la pena gastarlo en historias como esta.