La otra cara de la misma moneda.
Un villano nace por algo, una causa o factor desencadenante. Un villano tiene su origen, su motivo, su por qué en el mundo (en nuestro mundo también). Con esta premisa nace Maléfica, una nueva versión de Disney muy alejada de la película animada, dirigida por Robert Stromberg y protagonizada por una Angelina Jolie que estremece.
Había una vez un hada buena y protectora de su hermoso reino, El Páramo, plagado de criaturas mágicas y exóticas, como ella. Un día los humanos se proponen conquistarlo, invadirlo. Y allí aparece Maléfica con todo su ejército de aliados. Este es sólo el principio de una historia de traiciones, desamor y dolor, mucho más parecida a la vida real de lo que imaginamos.
Es habitual por estos tiempos que el cine nos vuelva a traer aquellos cuentos clásicos de los hermanos Grimm. Se hizo con Blancanieves (con dos films hollywoodenses fallidos), pero esta resulta ser una película con guión más sólido y cuyas vueltas de tuerca y sorpresas no disgustan al espectador ni borran las imágenes del cuento original; todo lo contrario, proponen una renovación total del personaje de la villana y lo adecuan a una versión más adulta, profunda y completa.
Es por esta razón que no me parece del todo adecuado afirmar que esta película es ideal para el público infantil. Sin embargo, ¿es un cuento de hadas? Sí. ¿Es tradicionalista en algunos aspectos? También. Pero aquí sorprendentemente -y para regocijo de muchos- la historia de amor no es para con el príncipe en cuestión sino que se optó por representarla de otra forma. Tendrán que verla, ya que adelantar cualquier detalle sobre este punto ya diría demasiado.
Lo que sí se podría agregar acerca de Maléfica es que verán mucha magia, toques de humor sutiles, batallas épicas algo cortas pero efectivas, un trabajo de fotografía, vestuario y maquillaje formidables, y una actriz que demuestra una vez más que puede ser el foco de atención durante todo el film y que su belleza le permite a su vez ser sumamente versátil en diferentes papeles. Un pequeño adelanto: su personaje aquí es muy emocional y menos monstruoso, bien alejado de la “bruja” de La Bella Durmiente de Disney, y atraviesa varios estadios. Una construcción muy acertada.
La Maléfica del 2014 (que en ocasiones, debo admitirlo, me recordó a Gatúbela por su atuendo) tiene la fuerza de las grandes producciones norteamericanas. Un tanque, un reboot certero cuando quizá pensábamos que nos encontraríamos con un insulto a la historia tradicional. Se disfruta muchísimo en 3D aunque en algunos momentos al ojo humano le cueste un poco seguir algunos travellings. Mágica por donde se la mire.