El género de terror es uno de los más conflictivos para el público. Si bien suele ser uno de los que mayores dividendos en taquilla deja en promedio; es difícil convencer de que no se trata de un género menor. Estrenos como Malicious: En el vientre del Diablo no colaboran en absoluto con desterrar de una vez aquel mote.
Existe la idea de que hacer terror es el género más sencillo. La respuesta está en películas como esta. Hacerlas puede ser simple, si se lo hace desganado; hacerlas bien , no. Michael Winnick es un director con un puñado de títulos, todos dentro del terror, la acción, o la Ciencia Ficción, ninguno demasiado destacable.
Películas de esas que quizás terminemos eligiendo a ciegas dentro de un catálogo streaming, como rellenos. Ese destino es el mismo de Malicious: En el vientre del Diablo; pensada como algo directo a VOD, que, de alguna forma, termina estrenándose en salas en nuestro país.
Fantasmas, maldiciones, objetos malditos, gritos, y jump scares; de todo hay en Malicious, salvo sangre, e inventiva. Lisa (Bojana Novakovic, una abonada a este tipo de películas) y Adam (Josh “cara de apatía” Stewart) son un matrimonio que decide mudarse a un nuevo hogar estando ella embarazada. Vida nueva, hogar nuevo; todo es luz y renovación.
Entre los regalos de bienvenida al nuevo hogar, reciben una cajita extraña de parte de Becky (Melissa Bolona), la hermana de Lisa con la que tiene una relación distante por personalidades contrapuestas. Por supuesto, Lisa abre la cajita; y al poco tiempo empiezan las desgracias. Pierde el embarazo, y paso siguiente, comienza a ser perseguida por apariciones fantasmagóricas femeninas.
¿Está todo esto relacionado? Acá no lo vamos a revelar, pero la verdad es que todo es tan obvio que podríamos contar hasta el final sin que sea un spoiler. Lisa comienza a enloquecer, se siente cada vez más perseguida, y nadie le cree, en especial Adam, que la trata decididamente mal (atención feministas si ven esta película, tenemos un machirulo fuerte), hasta que no, por imposición del guion, como todo lo que sucede en esta caprichosa película.
El problema con films como Malicious, es que ni siquiera podemos hablar de algo mal hecho, o con tremendos errores, no. Maneja todo con medianía, y lejos de asustar, aburre. No genera empatía alguna con sus personajes, y las decisiones que toman son antojadizas en función de lo que la historia va necesitando. Ni siquiera hay una claridad inicial en saber si lo maldito es el hogar, o la caja.
Mejor dicho, los personajes parecen no tenerla, cuando es evidente qué es lo que sucede. Delroy Lindo, que también oficia como productor, aparece como un profesor colega de la universidad en la que trabaja Adam que ¡oh casualidad!, se dedica a estudiar el ocultismo.
Su aparición es lo mejor de la película, no por su actuación, ni porque el personaje esté bien construido. Son en los minutos en los que él está (es ciego, pero sabe en dónde están todos los objetos que necesita ¿?) que finalmente saldremos del aburrimiento para reírnos un rato, aunque sea involuntariamente. No hay química alguna entre Novakovic y Stewart, y ni siquiera de forma individual para con el espectador.
La actriz se limita a poner cara de sufrida de telenovela, y el actor… bueno, ya lo vimos en The Collector y The Collection, tiene esa cara y ese gesto permanente a estar chupando un caramelo Media Hora, o comiendo una milanesa de soja, que no ayuda en absoluto. Y esperen a ver a la actriz que hace de hermana. Lugares comunes por doquier, la posibilidad de adivinar todo lo que sucederá antes de que suceda, cero empatía.
Como si esto no fuese suficiente, el clima es denso, como si de un drama intimista se tratase, invitando a un sueño profundo. Colores opacos, y una producción muy pobre, con fantasmas que no dan miedo (ya basta con los ojos negros profundo, no asustan), y diálogos sobre la nada. No hay clima de tensión en Malicious. Cine de terror suele estrenarse mucho, más aún cuando hay que recurrir a una cartera de estrenos baratos por la crisis.
Cine de terror bueno, se estrena poco, y Malicious: En el vientre del Diablo no es uno de ellos, apenas puede servir como distracción para alguien con muy pocas expectativas.