En estos últimos años se estrenaron películas tan malas dentro del subgénero de posesiones demoníacas que Malicious, con todas sus falencias, no resulta tan terrible.
La trama no ofrece nada nuevo o interesante que no se pudiera ver en centenares de propuesta similares que giran sobre lo mismo y la verdad que esta película no vale la pena el costo de una entrada al cine.
Pese a todo, el film se hace llevadero en el caso que no te hayas aburrido de ver siempre lo mismo.
La dirección corrió por cuenta de Michael Winnick, que tiene entre sus antecedentes producciones malas con Steven Seagal hechas para el dvd.
En este caso al menos pudo contar con un reparto decente liderado por Bojana Novakovic (Drag me to Hell) y Josh Stewart (The collector) que reman con mucha dignidad y profesionalismo una historia trillada.
Delroy Lindo (Get Shorty) le da un poco de jerarquía al elenco aunque su personaje tiene un rol secundario y tampoco tiene el espacio para hacer demasiado.
A lo largo del relato Winnick cada tanto se las arregla para establecer algún momento de terror efectivo con un buen uso de unas figuras con cara de muñecas decrépitas, pero el suspenso que intenta construir el director se ve afectado por la familiaridad que presenta el conflicto.
No faltan tampoco las referencias a los filmes de la saga Amityville y El exorcista que se volvieron un lugar común en las películas que trabajan esta temática.
El fan de las historias de fantasmas y posesiones demoníacas tal vez le encuentre un mayor atractivo, pero para el resto Malicious es una película de cable menor de las que abundan en la programación de cualquier canal.