Maligno

Crítica de Agustín Miquel - Cineojo

Viendo Maligno (2021) del director James Wan. He notado lo siguiente: ¿Recuerdan el plano en la primera de Halloween en donde Laurie en la escuela mira por la ventana y ve a Michael Mayers a lo lejos y él también la está mirando, quieto e inmóvil como si fuese un fantasma que ella sola pudiese verlo? Bueno, en este film existe un plano similar. Y no por nada, ya que el fantasma llamado Gabriel, entrara al lugar de sus víctimas por las ventanas. Siendo Madison (la protagonista), la única capaz de verlo.

Un film más que interesante como suele entregarnos este director en cada estreno suyo, respondiendo a la tradición del genero combinando con gore, trhiller y slasher resultando a veces un poco fantasioso y generalmente verosímil.

The Ring, Halloween, las películas de James Wan:
Wan reversiona la historia e incluso al monstruo de “The Ring” para contarnos una historia sobre una mujer que desea tener un hijo legítimo de sangre luego de haber sufrido un par de abortos. Y como suele ocurrir en las películas de este director, cuando un personaje intenta hacer o crear un bien, no hace más que forzar a salir al mal a la luz como ocurre en el Conjuro. O de crearlo en el caso de John Kramer casualmente luego de perder un hijo. Una vida que se pierde es un mal que nace.

Mal que se comunica a través de aparatos como celulares, radios o pantallas haciéndonos acordar a “The ring” por los objetos, pero sin caer equivocadamente en el creer que es una copia. Tengamos en cuenta que el muñeco emblemático de Saw se comunicaba a través de la televisión entre otros ejemplos en el cine de este director.

Cobrando vida a través de la imaginación (por eso está en su cabeza) de Madison generando unos asesinatos y un misterio sobre la identidad e historia de la protagonista. Ingresando luego en la película, unos detectives que suma al film el policial y la acción, por ejemplo: en la alabada escena de la persecución o los asesinatos en masa en la cárcel o central policial. Escenas en donde Wan utiliza sus habituales recursos técnicos con los movimientos giratorios de cámara sobre un eje, sonidos simples como torceduras de huesos, pero con una amplitud más alta de lo normal convirtiéndola en algo sobrenatural y distinta. O los juegos de luces que hacen de este tipo de escenas el momento en donde todo lo técnico que acompaña la situación, cobre vida propia. Pero de forma independiente al fenómeno. Si en “Saw” los juegos y las muertes eran el atractivo visual y asombroso. O en el Conjuro los rincones y lugares secretos de la casa. Aquí será la conversión de Madison en Gabriel o lo psicológico en el traslado a otro plano.

Wan sabe que las escenas en donde el terror y el miedo aparece tanto en nosotros como en sus personajes. Deben ser las escenas en donde el asombro en el espectador debe venir de la rareza del comportamiento técnico de la escena en cuestión. Sea visual, sonoro o a través de los efectos especiales. Y esto funciona ahora y funciono siempre. En Halloween, Psicosis, Suspiria, etc.

Pero la matanza hubiese sido más satisfactoria si se limitara solo con los involucrados en el aborto de Gabriel, algo que venía mostrando el film en su primera hora. Hasta que este se une con Madison y ocurre lo que vemos luego. En donde uno ve a un demonio desatado con hambre de asesinar a lo que le cruza por delante rompiendo un poco con las ideas que veníamos formando.

Ideas que dialogan con la realidad de las mujeres y el dilema de que si la existencia es válida cuando nacemos o no. Dejando Wan su postura evidente sobre el tema, pero no solo en el mostrar de que las ideas o la imaginación pueden ser tan reales como un ser que no nació físicamente (o por lo menos separado de alguien). También en que la interrupción o la decepción que lleva a la depresión a Madison por perder bebes, algo que está visto como una obra de Dios, de bien o el dar a luz. Como consecuencia se transforme en otra cosa, y como sabemos, lo otro es el mal. Gabriel, alguien que no vio la luz y se quedó en la oscuridad al morir dentro para transformándose en algo maligno por su remordimiento de no nacer.

Inteligentemente durante la mayor parte del film, Madison estará encerrada. De hecho, al inicio luego del conflicto con su pareja, se encierra en la habitación. Pensando en el final de “Saw” o de “El Conjuro”, o de este propio film. Madison junto a una hermana que no es y una madre que tampoco es, encerradas. Pero estando unidas aprendiendo a vivir con el mal que aparentemente fue superado por Madison, pero que seguro aparecerá de nuevo pensando nuevamente en relación al Conjuro y los Warren. Una pareja que no pudieron tener un ser de luz y que en consecuencia trabajan para combatir a la oscuridad que justamente se quiere apoderar de los niños (Conjuro 1 y 2). De hecho, viven con ella al tener su museo. Como las mujeres al final de Maligno.

CONCLUSION:
Sin embargo, Maligno por momentos en confusa en su narración debido a la sumatoria de géneros en su narración. Es decir, da la sensación que podemos estar viendo muchas películas posibles obligándonos esto a un segundo visionado, y a su vez, sintiendo que la obra cree necesitar tener todos estos géneros para ser un gran film produciéndonos alguna mueca por la inverosimilitud en algunas escenas. Por ejemplo: la persecución del policía a Gabriel (rara la reacción del policía al seguir al monstruo y no correr) o los traslados de dimensión siendo parte del asombro buscado, pero ya llevado a niveles en donde lo psicológico pareciera querer impresionarnos. A uno le puede gustar, a otros no. O la cantidad exacerbada de sangre derramada que parecen baldes de pintura bordo entendiendo que responde a la sangre que Madison nunca pudo conseguir. Pero esta disparidad entre lo verosímil y lo fantasioso sin ser una justificación a los excesos, es una buena prueba de intentar estar con la tradición autoral e histórica, pero a su vez alejándose y eligiendo caminos que no son comunes de ver en este tipo de películas. Digamos que es y no es.