Maligno cuenta con lo que, tal vez, es la peor publicidad que un film de terror puede tener: “La película que tuvo que ser reeditada de nuevo por ser demasiado terrorífica”.
Dicha exclamación no es tal. Se dice que modificaron una escena como consecuencia que hubo muchos gritos en una proyección de testeo, que no dejó escuchar los diálogos de la escena siguiente.
De ser verdad esto, claramente era la mejor escena de la película y es inexplicable que la hayan cortado por gritos de la audiencia, cuando ese es el máximo objetivo de un film de terror.
En consecuencia, la experiencia como espectador es bastante ordinaria. Ya que la cinta no ofrece nada nuevo, sino todo lo contrario.
La premisa de niños poseídos e historias con sus madres está más que explotada. Y este estreno no se encarga de ofrecer frescura al respecto.
Es un cliché tras otro y muy de fórmula.
Lo mejor es el chico protagonista, Jackson Robert Scott, a quien conocimos por interpretar a Georgie en la remake de It (2017).
El resto del elenco está correcto, y no más que eso.
El director Nicholas McCarthy, quien viene de hacer un par de producciones mediocres de terror, sigue en la misma senda y no aporta nada nuevo.
En definitiva, Maligno es un film de terror del montón, que disfrutarán los que han visto poco de esta temática.