Cerca del año 1969, varios extraños se encuentran un hotel llamado El Royale, junto al Lago Tahoe. El hotel está exactamente en la frontera entre Nevada y California, lo que está marcado con una línea roja y separa el nivel y el precio de las habitaciones. Todo el hotel ha dejado su esplendor atrás y el botones parece sacado de una película de cine fantástico, una evocación de Barton Fink aunque el film solo tenga esa conexión con la película de los Coen. Los desconocidos son muy diferentes entre sí y solo los une la sospecha de un secreto siniestro sobre sus espaldas. Un cura católico interpretado por Jeff Bridges, una cantante interpretada por Darlene Sweet y un viajante interpretado por John Hamm. A ellos y el raro botones (Miles Miller) se les sumará una mujer misteriosa (Dakota Johnson) de la que poco se sabe de sus intenciones o el motivo por el cual está ahí.
Hay tantas ideas interesantes en Bad Times at the El Royale y tantos momentos llamativos, que la historia se hace divertida, incluso apasionante por momentos. Ahora el problema es parece todo más un ejercicio concentrado en su propio ingenio que una película acerca de algo. Los actores son excelentes, la puesta en escena de Drew Goddard también está muy bien, simplemente resulta todo muy calculado y distinta, aun con un actor enorme como Jeff Bridges, se complica sentirse cerca de algún personaje.
El talento de Drew Goddard para la dirección había quedado demostrado con Cabin in the Woods (2011) una película con la que Bad Times at the El Royale tiene algunos puntos en común. También escribió –además de las películas que dirigió- varios guiones brillantes: Cloverfield (2008), World War Z (2013) y The Martian (2015). Su trabajo en televisión incluyó su participación en grandes series como Buffy, la cazavampiros, Angel, Alias, Lost, Daredevil y The Good Place. Todo esto explica porque Bad Times at the El Royale es, más allá de virtudes y defectos, una película generosa con el espectador, intentando siempre sorprender, con un trabajo de capas recargado pero al mismo tiempo eufórico.
La mayoría de las películas suele tener un planteo más sencillo y una estética más adocenada, sería un poco injusto juzgar negativamente un título como este, plagado de pasión por contar e incluso con una lectura extra acerca de la naturaleza del cine y la condición del espectador frente a los elementos más perturbadores que ve en la pantalla. Tampoco sería justo colocar a esta película al mismo nivel que la genial Cabin in the Woods, de la que está a una notable distancia. Es posible que con el tiempo Bad Times at the El Royale sea una de esas películas que nos engancha cada vez que la volvemos a cruzar en nuestro camino en algún formato de cable o streaming.