Una mujer casada, con cuatro hijos y un marido más bien autista respecto de las tareas domésticas, se toma vacaciones de su familia. El punto de partida es más o menos trivial, pero Winograd tiene el talento para sacarles el jugo a las situaciones y mostrar algo más que la comicidad televisiva que la situación podría desencadenar. Es cierto que, por momentos, ese mundo parece demasiado visto, pero incluso allí los intérpretes logran que se vea como nuevo.