Ariel Winograd es el padre de la nueva comedia, así, sin vueltas, nadie ha podido como él comprender los cambios y gustos de la audiencia, ofreciendo historias entretenidas con premisas básicas pero efectivas y taquilleras.
En esta oportunidad, en el derrotero de un hombre que debe de un día para el otro hacerse cargo de la casa y sus hijos, hay un retroceso estilístico, argumental y narrativo, y aún así y todo, gracias a la solvencia de Diego Peretti y el elenco de niños, se transforma todo en una propuesta convencional, sí, pero efectista.