"Fantasmas del pasado"
Guillermo del Toro como productor tiene estas cosas que uno como espectador entiende, pero acepta y celebra hasta ahí nomas.
En el 2007 le dio el empujón necesario a Bayona para que filmara su primer proyecto (“El Orfanato”), después fue artífice del fallido regreso de Vicenzo Natali al cine (“Splice”), estuvo involucrado en el spin-off de uno de los personajes más divertidos de “Shrek” (“El Gato con Botas”), fracasó rotundamente con su incursión al mundo de las remakes (“No temas a la oscuridad”), volvió a ser clave para desarrollar una gran película de animación (“El Origen de los Guardianes”) y ahora fue el padrino artístico de la sobrevalorada opera prima del argentino Andrés Muschietti conocida como “Mamá”.
Basada en un corto, que él mismo filmó en el 2009 con un presupuesto inferior a los 40.000 euros, el largometraje de “Mamá” cuenta obligadamente la misma historia del peculiar fantasma que persigue a sus hijas, solo que en un contexto más amplio en donde las niñas huérfanas (luego de un raid de locura de su padre) quedan bajo la tutela de su tío (Nikolaj Coster-Waldau) y su novia (la hermosa Jessica Chastain).
El primer gran problema que tenemos a la hora de hablar de “Mamá” es que su impresionante éxito económico en los Estados Unidos, avalado por criticas y opiniones dispares, la posicionan como una de las películas de terror del año cuando en realidad el primer trabajo de Muschietti está a años luz de provocar sustos en la audiencia o quitarle el sueño a los más chicos.
“Mamá” comete un grave error al caer en el mismo esquema de las ya para nada entrañables historias de fantasmas rencorosos que caracterizaron al “Horrror-J” en su momento, convirtiéndose así en un producto tedioso, lento y aburrido que intenta emular lo mejor de “The Ring”, “The Grudge” y cualquier otra producción de ese sub-genero que gracias al cielo ya se extinguió.
El segundo gran problema de esta producción es que intenta copiar esas líneas (repito, no lo suficientemente aterradoras para mantenerse en el tiempo) pero insertando un personaje fantástico que parece salido de algún cuento para adolescentes y que no genera miedo ni siquiera en los propios personajes del film.
Solo Annabel (Chastain) sufre por las apariciones de este bizarro personaje, cuyo accionar está justificado y avalado desde el minuto cero (lo que convierte a la película en algo predecible). El resto de nuestros protagonistas ve las apariciones de Mama como algo divertido, por lo que el espectador termina tomando esta postura hacia el final de la película ya que es la única salida viable para hacer llevaderos los casi 100 minutos que dura el relato.
Visualmente el trabajo en la fotografía de Antonio Riestra (Amores perros) y los efectos visuales de la vieja escuela que convirtieron a Javier Botet en el excéntrico fantasma que le da título a la película son dignos de aplausos, al igual que la correcta banda sonora a cargo de Fernando Velázquez y las actuaciones de Jessica Chanstain y las niñas Megan Charpentier y Isabelle Nélisse.
El resto de los elementos que componen a “Mamá” me parecen completamente sobrevalorados, ya que en definitiva estamos frente a una película que en su afán de asustar a medida que avanza el relato, ser innovadora, contar una historia con una gran factura técnica y estar bien actuada termina pecando gravemente y se convierte en un plagio, mal hecho y aburrido, de otros productos que hace varios años atrás asustaron a una generación pero hoy nadie los recuerda.
Si te comiste todos los slogans publicitarios de “la mejor película de terror del año” y las críticas de personas que se quedaron con los esquemas antiguos y aburridos de este género, vas a entrar con las expectativas muy altas a ver “Mamá” y el golpe va a ser durísimo: Estamos frente a una de las producciones más infantiles y aburridas del año.