Mamá

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

LA QUE TE PARIÓ

¿Qué tan terrorífica puede ser una mamá? Bastante, sobre todo si se meten con sus hijos. Esa idea, sumada a un gran componente fantástico, es la base del film de terror MAMÁ (2013), que brinda un par de buenos sustos pero no puede evitar caer en algunos lamentables lugares comunes del género. La ópera prima del guionista y director Andrés Muschietti, producida por Guillermo del Toro, es una especie de cuento de hadas moderno y espeluznante que empieza de manera contundente: Jeffrey (Nikolaj Coster-Waldau) es un prófugo de la Justicia que, luego de matar a su esposa, secuestra a sus pequeñas hijas, Victoria y Lilly, y escapa a toda velocidad en su auto. Una vez en la ruta, sufren un accidente y los tres se ven obligados a refugiarse en una cabaña en medio del bosque. Durante cinco años no se vuelve a saber nada de ellos. En todo ese tiempo, el hermano gemelo de Jeffrey, Lucas (también Nikolaj Coster-Waldau), nunca deja de buscar a sus sobrinas (ok, en realidad paga a alguien que lo haga por él), hasta que, finalmente, las niñas son encontradas en aquella casa solitaria. Sin embargo, ellas ya no son las mismas. Tras la dura experiencia de haber sobrevivido en el bosque se han convertido en salvajes: están sucias, agresivas y caminan a lo Gollum. La pregunta es: ¿cómo lograron aguantar tanto tiempo solas? Un psicólogo que estudia el caso determina que, a modo de mecanismo psicológico de defensa, las chiquitas crearon en su mente una figura maternal a la que llaman “Mamá”. Entonces, Victoria y Lilly son enviadas a vivir con Lucas y su novia Annabel (Jessica Chastain) a una casona bien de película de terror, en la que empezarán a pasar cosas que nos harán sospechar que quizás “Mamá” es más real de lo que parece.
El punto de partida de MAMÁ resulta ser lo bastante atractivo como para mantener la atención del espectador y hay un par de momentos muy bien logrados (como cuando las nenitas juegan con “algo” fuera de cámara). Lamentablemente, la historia decae: el guión se apura en dejar de lado las ambigüedades para después caer en situaciones ya vistas en otros films (por ejemplo, el personaje del psicólogo y todo lo que hace es puro cliché) y hacer que los personajes se comporten de manera realmente estúpida (ej: ir a investigar algo al bosque de noche, o sea, ¿no pueden ir de día?). Hay que reconocer que la película genera una interesante inversión de roles, por ejemplo cuando Annabel, que es una mujer adulta, teme a algo debajo de su cama, o cuando una de las pequeñas le pide a Annabel que NO mire adentro del armario, al contrario de lo que hacen todos los chicos.
MAMÁ no tendrá un argumento redondo, pero al menos las actuaciones son buenas: Nikolaj Coster-Waldau compone a dos personajes distintos (Jeffrey y Lucas) y encima logra mostrarlos atravesando fuertes situaciones dramáticas con soltura. Por otra parte, las actuaciones de las nenas, a pesar de su corta edad, también resultan convincentes, algo que fundamental en una película de terror. Eso sí, la gran estrella de esta película es Chastain, totalmente metamorfoseada en una rockera anti-maternidad a la que le caen las dos pendejas de arriba (que encima vienen con ente paranormal bajo el brazo): es por medio de ella y de la vulnerabilidad que logra darle a su personaje que viviremos los sustos que la película ofrece y que en más de un momento nos harán recordar a la progenitora del director.