Protección del más allá
No es ningún tonto Guillermo del Toro. El mexicano, creador de El laberinto del Fauno, El espinazo del diablo y Cronos, entre otras genialidades, apostó por el guión de un director argentino (Andy Muschietti) basado en un cortometraje rodado en 2006, Mamá, de gran potencia narrativa, trama de intrigas y un clima que viaja entre lo fantástico y lo espeluznante.
Aunque de arranque el relato tiene una connotación económica (asediado por las deudas un padre asesina a su ex esposa y luego de un incidente automovilístico intenta matar a sus hijas) la misteriosa figura de un ser justiciero se cargará con la vida paterna. Y luego todo se enfocará las dos niñas, Victoria (Megan Charpenter) y la asombrosa Lilly (Isabelle Nelisse) quienes desaparecen en el bosque por cinco largos años. Y logran sobrevivir pero, ¿están solas?
Del Toro (productor ejecutivo del filme) metió la cuchara en la urbanidad, la película debía transcurrir en su mayor parte en la ciudad (Toronto) y no entre árboles y tierra. Este contraste le dio dos mundos diferenciados donde el filme logra profundidad, suspenso y a su vez algo difícil de lograr en estas películas: drama.
El tío de las niñas, Lucas (Nikolaj Coster-Waldau), y su novia, Annabel (Jessica Chastain), buscaron a las pequeñas por años. Y al dar con ellas quedan tan sorprendidos como el espectador: verlas con un comportamiento cuasi animal es el gancho ideal para atrapar. Y no soltar hasta el final.
Además ver a Chastain en un género que no es su especialidad, en la piel de una rockera treinteañera que escapa a cualquier compromiso y sin embargo se encariña con las hermanas protegiéndolas. Dibujos en las paredes, conversaciones a solas, manchas que crecen y la huesuda figura de mamá (interpretada por el actor Javier Botet) desentrañan una jugosa historia de protección, guiños al pasado y climas inquietantes. Podría emparentarse este filme El orfanato, de Del Toro: niños en un ambiente sobrenatural.
Andrés Muschietti, responsable del guión junto con su hermana Bárbara, hizo un excelente trabajo en la dirección actoral de las niñas, no se quedó en el “fantasma que asusta”, fue más allá: le dio un rol y objetivo a la entidad, despegándolo de los actores principales (aunque la corporización de Mamá le quita enigma). Todo esto circunscripto en una logradísima fotografía y ambientación musical. Con algunos guiños a La leyenda del jinete sin cabeza (del espíritu que vuelve por lo suyo) la película viene pegando fuerte en la taquilla del género y se rumorea una segunda parte. ¿Dijimos que Del Toro no es ningún tonto, no?