Odiada y amada en partes iguales, Mamma Mía!,adaptación del musical homónimo de Broadway, fue un producto que ha dejado su marca en la taquilla mundial de la mano de dos elementos destacables: un elenco tan multiestelar como carismático y la nostalgia por las canciones del grupo Abba. Con una demora de diez años respecto de la primera, y siguiendo la tradición Hollywoodense tan vieja como el tiempo de “si algo salió bien, repetílo”, aquí llega Mamma Mía! Vamos Otra Vez.
La Reina del Baile
Sophie (Amanda Seyfried) está ultimando los detalles de la restauración del Hotel al que su recientemente fallecida madre, Donna (Meryl Streep), ha dedicado una gran parte de su vida. Mientras lidia con las complicaciones de los preparativos y el costo que estos tienen sobre su matrimonio, Sophie descubrirá también la historia de cómo su madre llegó aquí en primer lugar hace casi 40 años.
En materia guion, no esperen ninguna coherencia narrativa o de desarrollo de personajes, porque no la encontrarán en ningún momento. Los conflictos presentados en la película son resueltos milagrosamente y el tema de “no estar sola” que pretende desarrollar no tiene ni pies ni cabeza, ya que tanto en la línea narrativa de la secuela como de la precuela si hay algo que la protagonista está es acompañada.
Concretamente hablando, las secuencias del guion parecen estar construidas no tanto hacia una progresión narrativa sino para proveer paso a paso la materia prima de la siguiente canción de Abba a ser homenajeada. Dicha cuestión queda rotundamente aclarada con cómo justifican la presencia del personaje de (y la elección de incluir a) Cher. Una “cereza del postre”, por decirlo de alguna manera, que establece de plano y sin ningún lugar a dudas aquello a lo que verdaderamente ha apuntado esta película todo el tiempo.
Sin embargo, hay puntos a favor: Mamma Mía! Vamos Otra Vezcuenta con un ritmo ágil y provee algunas risas efectivas, casi siempre de la mano de las amigas de la protagonista, tanto en la precuela como en la secuela.
En materia actoral, el elenco preexistente entrega interpretaciones decentes. Con quienes dan vida a las versiones jóvenes de dichos personajes, si bien salen con mucha dignidad, a menudo salta a la vista su esfuerzo por imitar a los actores de sus versiones adultas.
En materia técnica tenemos un dinámico trabajo de fotografía y cámara que va a la par de la fluida coreografía de las canciones. Aunque este aspecto es esperable, lo que verdaderamente merece mención es cómo pasan de pasado a presente en el mismo plano sin que el espectador se percate del punto de corte. Un truco en el que insisten, pero no llegan a abusar.
Conclusión
Mamma Mía! Vamos Otra Vez es un producto mandado a hacer para una audiencia leal, cosechada durante la primera película. Quienes amaron aquella, amarán está, mientras que no tiene nada que pueda convencer a sus detractores. Es, dentro de todo, un producto entretenido a pesar de sus deficiencias narrativas.