Tres veces tres
La infidelidad en potencial y los sueños como vehículo de sublimación de los deseos son el eje de continuidad narrativa de este tríptico filmado por tres directores a seis manos y que exhibe, más allá de su costado experimental como ejercicio para poner en práctica diferentes estilos y estéticas, las mismas virtudes que defectos, pero con la consistencia de un film con peso propio.
Mañana Tarde Noche, supone por un lado el acortamiento del tiempo de una pareja joven, Tomás (Jair Toledo) y Julia (Katia Szechtman), atravesando un momento de crisis aunque en apariencia todo parezca indicar lo contrario, que comparten el sexo y la convivencia en un departamento, única locación del film en la que la cámara en mano jugará un rol importante.
También el título marca una secuencia o un ciclo, con sus determinadas características desde el punto de vista progresivo o gradual, para diferenciar a primera vista esos tres estadios en donde los personajes transforman su realidad y la infidelidad más que un potencial se vuelve casi un acto que está allí a la vuelta de la esquina.
La experimentación de los directores Federico Falasca, Tatiana Pérez Veiga y Laura Spiner se evidencia tanto en la mezcla de géneros como en las largas charlas entre la pareja, las cuales oscilan entre la banalidad, los reproches y algunos silencios cuando la puesta en escena se acomoda en pequeños detalles sin llegar a ser opresiva en los planos.
El mérito de este film, consciente de sus limitaciones y su rasgo particularmente anecdótico, es precisamente haber conseguido sustancia como película y no caer en el facilismo o pereza de una mera unión de cortometrajes con un único denominador común.