Retrato de un hombre vacío que no puede con el dolor y la culpa
Tragedia sobre la culpa, la desolación y el dolor. Retrato sobrecogedor pero dicho en voz baja, que parece más penetrante aún. Es la historia de Lee, un personaje signado por la culpa que a esta altura no busca redención sino apenas algún desahogo. Es un tipo gris, de reacciones lentas, parco y distante, que trabaja como conserje en Boston, un solitario triste que sólo se expresa agarrándose a las piñas en los boliches. Un día lo llaman de Manchester para avisarle que su hermano murió. Y que lo eligió como tutor de su hijo, un adolescente que mirará de reojo a este tío ensimismado y distante que apenas puede hacerse cargo de sí mismo. Y Lee tendrá que volver a ese Manchester que le dejó una cicatriz que no ha podido superar. Fue el lugar de una tragedia familiar que lo marcó para siempre, el lugar donde vive su ex esposa y donde lo esperan los fantasmas de un pasado que no le hacen lugar ni al duelo ni al alivio. El presente no cuenta. Ni siquiera ese sobrino. En el desasosiego de Lee, todo es recuerdo y remordimiento.
“Manchester junto al mar” nos trae una historia dolorosa y conmovedora, contada con mano firme por un realizador austero y pudoroso. Lonergan descree de los estallidos emocionales y deja que el clima, las miradas y el silencio den cuenta del vacío que rodea al desolado Lee, un ser arrasado por cosas muy penosas y muy guardadas.
Gran trabajo de Casey Affleck y sin duda uno de los grandes títulos que compiten por el Oscar. Su Lee se contagia del tono contenido de una puesta en escena intensa, seca y despojada. El film muestra el rigor de un realizador que trabaja sobre las pérdidas y los dolores insuperables, sin ceder a las lágrimas fáciles. Sus seres están y seguirán estando en esa zona donde una tristeza irremediable parece dejarlos sin expresión y sin certidumbres. A Lee, la culpa no sólo lo agobia y lo esclaviza, también le impide mirar más lejos o al menos aceptar esa mano de esperanza que le tiende su ex mujer. Tragedia implacable y retrato desgarrador de un hombre absolutamente vacío.