Es un film escrito y dirigido por Kenneth Lonergan que se centra en la culpa y en lo irreparable. En tener por delante una vida que nada hará cambiar ni renacer, porque lo que originó ese dolor permanece lacerantemente vivo. La historia de un hombre triste y hosco, un portero de edificios que, cuando se emborracha puede tener brotes violentos. La muerte de su hermano lo obliga a regresar al lugar del que huyó, para hacerse cargo de su sobrino adolescente. Y frente a ese compromiso que ninguno de los dos quiere asumir, surgen situaciones amargas, enojos, mucho humor y fundamentalmente desesperación. Los seres que desfilan ante nuestros ojos, encarnados por excelentes actores aun en papeles chicos, se ven verdaderos, golpeados, casi sobrevivientes. Y en el centro el trabajo conmovedor y excelente de Casey Affeck ese hombre que nunca podrá superar lo que le ocurrió. El dolor insoportable. Con un ritmo melancólico donde el lugar es también el protagonista, el film avanza hasta llegar al hueso del sufrimiento, tomándose su tiempo para que el espectador comprenda en toda su dimensión lo que le ocurre al protagonista y sus allegados. Una construcción dramática que huye de lo obvio, que no cae en convencionalismos y penetra profundamente en el corazón del espectador, de manera implacable. No se pierda esta película.