El drama insensible
La tragedia individual genera condescendencia y solidaridad colectiva, tanto en la vida como en el cine. Ése es el único argumento que encuentro para justificar el éxito indiscutible de Manchester by the Sea, una película que, para mi gusto, fracasa en sensibilizar a la audiencia.
Lo bueno de la cinta radica en el relato. La historia, esquemáticamente, está muy bien estructurada, aunque se cuente con una inmensidad de licencias narrativas. Podría decir, de hecho, que le sobran 40 minutos, dada la enorme cantidad de planos muertos y el constante abuso de la pausa.
En lo demás, este es un drama insensible, que carece de sustancia más allá de los trágicos hechos. Los personajes son acartonados y superficiales, los diálogos básicos y las situaciones completamente anodinas. Como resultado, en más de dos horas de película hubo apenas 5 o 10 minutos que lograron emocionarme y luego simplemente me aburrí.
Yo creo que la contundencia en un drama se alcanza a través de buenos diálogos o a través de imágenes bien concebidas. Manchester by the Sea, a mi criterio, carece de ambos, lo que la convierte en otro de los grandes misterios de la historia del cine, al menos en cuanto a su notoria celebridad…