Una postal de la disolución de la Unión Soviética: estalla una guerra en una provincia georgiana y un par de señores se quedan a pesar de todo a cuidar su cosecha de mandarinas, hasta que tienen que cuidar a un par de soldados heridos. Hay algo de costumbrismo y algo de humor, pero lo más interesante es la postal del caos que sobrevino a la disolución de ciertos discursos. Bella por momentos; en otros parece demasiado armada para lucrar con el pintoresquismo.