Una fábula para la paz.
Poco importa que en Mandarinas (2013) se utilice el dispositivo cinematográfico y la puesta en escena con la funcionalidad del mensaje que el director georgiano Zaza Urushadze pretende dejar al espectador no como una lección de historia del conflicto post Unión Soviética ni tampoco como un discurso político camuflado de buenas intenciones.