Todo por un Like
Tres youtubers alemanes, aún casi adolescentes, anuncian un desafío entre dos canales que mantienen una amistosa rivalidad, sin decir mucho más que un viejo amigo les dará acceso a un lugar secreto y prohibido donde grabarán el siguiente episodio.
Una tercera chica, que en su canal se dedica a hacer que sus invitados enfrenten sus miedos en cámara, deduce quién es ese amigo. Convencida de que es una terrible idea porque ella misma fue a ese lugar y quedó traumada, se les aparece en el sitio con intenciones de convencerlos de retirarse. El lugar en sí es obviamente un Manicomio en las afueras de la ciudad, establecimientos que siempre tienen historias terribles sin necesidad de que fueran usados por el régimen nazi para ejecutar enfermos, como en este caso.
Guiados por su amigo estudiante de medicina, llegan a un apartado edificio del complejo donde los turistas no tienen acceso y que está abandonado desde el final de la guerra. Planean instalar varias cámaras y pasar la noche poniendo a prueba quién se acobarda primero, justificando así que nadie quiera irse porque sospecha que cada susto es alguno de los otros intentando ganar la apuesta.
Cuando se enteran de que la recién llegada tuvo una experiencia paranormal y bastante perturbadora en el Manicomio, los otros sin mucho esfuerzo la convencen de quedarse y participar con promesa de aportar seguidores a su canal, el cual es mucho menor que el los otros dos. Viendo que no hay forma de lograr que se retiren, pero también con cierta necesidad de convencerse de que lo que vió hace tiempo fue cuestión de su imaginación, se une al resto del grupo y aporta toda la información que tiene sobre las leyendas de violencia que se conocen del manicomio, especialmente alrededor de una paciente en particular sospechada de rondar aún los pasillos.
La Polilla Fantasma
Esta película tiene dos estilos bien diferenciados, uno para presentar al sitio con sus personajes, y otro para cuando todo se va al tacho, como debe pasar en estos casos. En toda esa primera parte hasta pueden encontrarse algunas pretensiones estéticas y líneas de diálogo interesantes, cuestionando las ansias de fama rápida de esa generación, aunque sea generando contenido de poco valor intelectual para ser consumido de forma completamente pasatista.
En cada ocasión que determinado proyecto sale a la luz, el público debate qué actor…
El edificio abandonado en sí es muy interesante de ver: mientras se recorren las distintas habitaciones, cada una con su previsible dosis de foreshadowing, la cámara se ubica en puntos estratégicos que aprovechan juegos de luz y enriquecen la espacialidad mostrada de una forma que desentona con lo chato del resto de la propuesta.
Como es de esperarse, eso dura poco: en cuanto comienza la acción todo se convierte en cámara en mano, visión nocturna y sobresaltos, mientras corren aterrados por los pasillos buscándose unos a otros o investigando algún ruido misterioso.
Si hasta ahora no le puse nombre a ninguno de los personajes es porque realmente no importa demasiado, ninguno pasa del rango de arquetipo y son prácticamente intercambiables, casi una exigencia del género. En cambio, la trama hace intentos por ser original, apilando giros unos sobre otros, sin explicar demasiado qué es lo que finalmente sucede o por qué, en una secuencia que amenaza varias veces con ser el final pero que nunca se decide a terminar.