En los años 90, el fotógrafo Martín Weber recorrió Latinoamérica sacando fotos de gente corriente con profesión y clases sociales de todo tipo. Eran retratos de estas personas en los que sostenían una pizarra donde cada una escribía sus sueños, cosas tan disímiles como “Mucho dinero”, “Prohibido prohibir”, “Mejores salarios”, “Que la necesidad no perturbe nuestros sueños” o incluso esta la foto de una nena que escribió “Quiero ser policía”.
Weber volvió a esos países muchos años después para intentar una guía nada turística que lo reencontrara con la gente de estos retratos y ver que había sido de sus vidas, y sobre todo qué había pasado con esos sueños escritos en las pizarras. Sin duda una misión difícil, ya que en aquellas ciudades de la Argentina, México, Brasil, Guatemala, Colombia o Cuba no siempre estaba vivo el personaje de cada foto en cuestión. Algunos habían muerto, otros se habían mudado a otro país, y entonces el director –que basó esta película en un libro publicado hace unos años- film a la gente que recordaba a la persona de la foto. Todo esto da lugar a una pintura distinta e interesante de América Latina, y a historias que en algunos casos son propias de un lugar común de la región, o a relatos distintos y atrapantes, por ejemplo las historias que surgen en Cuba, donde Weber consiguió algunas de las mejores partes de esta película que por momentos tiene un tono entre lánguido y pretencioso, pero que cuando da en el blanco lo hace con fuerza. La sutil música ambiente y la excelente dirección de fotografía son dos puntos a favor que ayudan a recomendar un documental atípico.