La idiotez se paga cara.
Tiburón (1975) de Steven Spielberg, además del suceso enorme que significó para la industria del cine, nos brindó un clásico imperecedero con secuencias enteras que fueron ultra citadas/utilizadas/homenajeadas en todo tipo de expresiones de la cultura popular. Su éxito dio lugar a numerosas imitaciones que buscaban replicar, aunque sea una mínima porción de esas pingües ganancias, enfocándose en parodias y el género de terror. A diferencia de muchos íconos del horror, los tiburones son animales reales por lo que la explotación de su imagen ha generado la queja de oceanógrafos y proteccionistas por la desmesura con la que suelen ser representados. Esta pelea, mucho me temo, está perdida desde que Spielberg aterrorizó a su audiencia hace ya casi 50 años.
Mar de sangre se suma a esta ola de películas que tienen a tiburones como eje central a través de una historia slasher con la que cuesta sintonizar debido a unos personajes por demás repelentes. Para la ocasión tenemos a un par de idiotas que van a pasar la noche en una playa, escabiar un poco y hacerse los guapos al agarrar unas motos de agua cruzando los límites establecidos para tal fin.
El problema se agrava cuando estando bajo los efectos del alcohol empiezan a “jugar” chocándose las motos y por su propia negligencia quedan varados a un par de km de la orilla, con sólo un celular (que se convierte en un personaje más) y una moto de agua para intentar ser rescatados.
Los planos del tiburón son buenos, dan miedo desde el vamos y harán dudar de volver a entrar al mar a los espectadores más sugestionables.
Sin embargo, todo se viene a pique cuando el tiburón acecha, con efectos que atrasan como 20 años: con un CGI tan avanzado como tenemos hoy, la película pierde seriedad y da un poco de vergüenza ajena.
Con sus fallas y personajes idiotas, la película es breve y pasa rápido. A no engañarse, es una más del montón sólo destinada a los acérrimos fanáticos de este particular subgénero que a esta altura se siente más identificado con el cine clase Z o trash.