James Nunn es un director cuyo trabajo se concentra en el cine clase B de acción.
En los últimos años ofreció propuestas decentes en sus colaboraciones junto a Scott Adkins, como fueron los casos de Eliminators y One Shot, desarrollada a través de numerosos planos secuencia.
Su nueva obra se relaciona con la temática de los tiburones justicieros, cuyas víctimas suelen ser un grupo de idiotas que suelen despertar el rechazo del público desde su introducción.
En Estados Unidos esta película se estrenó en la plataforma de streaming Tubi y por esos milagros de la distribución en nuestro país consiguió acceso a los cines.
Nunn le saca agua a las piedras para sostener un film trillado con personajes insufribles que hacen todo tipo de estupideces para justificar los ataques del tiburón.
Hace unos años el director dirigió las secuencias de acción de 47 metros (una propuesta similar superior) y en este proyecto apela a los mismos recursos narrativos para sostener el suspenso.
Los efectos especiales en general son decentes para tratarse de una producción de bajo presupuesto y los momentos de los ataques dentro de todo están bien logrados.
El problema de esta película se encuentra en los baches tediosos que se generan entre las apariciones del tiburón, producto de un guión horrendo y actores que hacen todo lo posible para que sus personajes le caigan mal al público.
El resultado final es un film insípido que no merece el costo de una entrada al cine y se puede esperar en algún canal de cable o plataforma de streaming.