Gustavo (Jorge Marrale) vive un infierno privado. Su hijo Facundo (Matías Mayer) fue asesinado en una entradera, pero antes del hecho no había entre ellos un vínculo sólido: si Facundo tenía una vocación a priori extraña ante los ojos del padre (era dibujante), cuando Gustavo descubre que además es gay el mundo de este estructurado cirujano se viene abajo. La muerte del joven provocará en él un torrente de arrepentimiento por las cosas no dichas (ni hechas) y un ensimismamiento que afectará la relación con su mujer Cristina (Mercedes Morán), e incluso le acarreará dificultades en su trabajo.